La mayoría de ellas, humildes mujeres del corregimiento de Isabel López en el municipio de Sabanalarga, trabajaban con palma de iraca y hacían abanicos, canasticas como las muy famosas de Usiacurí y, en general, obras artesanales que aprendieron de sus padres y abuelos en una tradición que se remonta hasta las comunidades indígenas de la región.
Otras, en cambio, sabían de cocina, de platos típicos, de culinaria o gastronomía como hoy se dice, mientras no faltaban las encargadas de realizar labores de sastrería, panadería y 'oficios varios', entre los cuales siempre estaba presente el clásico rebusque.
Lo sabían hacer, pero no cómo obtener mayores ganancias económicas, cómo desarrollar sus incipientes negocios, cómo superar –al decir de los expertos- la llamada economía informal y cómo, en fin, salir de la pobreza que golpeaba con rigor a sus familias.
'¿Cómo?', era la pregunta que se hacían a diario, sin saber la respuesta.
Formación de liderazgo. Un grupo de investigadores de la Universidad Simón Bolívar –USB-, integrado por profesores y estudiantes, decidió ir hasta Isabel López y adelantar un proyecto para impulsar el liderazgo femenino, como si sus deseos hubieran sido atendidos.
Las mujeres escogidas pasaron primero por un proceso de selección, de verdadero empoderamiento con sus actividades productivas, de sensibilización para convencerse sobre su capacidad para salir adelante y no dejar la tarea a mitad de camino, ante el primer inconveniente. Tenían que ser líderes, mejor dicho.
Y lo fueron. O lo son, para ser exactos. Porque después de la fase preparatoria, el Centro de Emprendimiento de la USB, que antes solo servía a los estudiantes y recién se había ampliado a la comunidad en el marco de la proyección social universitaria, se vinculó al proyecto.
Vino, pues, la capacitación. Formarlas como emprendedoras, para hacer empresas, aunque fueran pequeños negocios familiares. Así, a lo largo de 2013 recibieron clases de mercadeo, con temas como la captación de clientes y la comercialización, la importancia de tener una marca y cómo manejarla; de finanzas, sobre costos y fijación del precio, y aún de aspectos jurídicos, sobre la legislación vigente en negocios como los suyos.
Claro, las lecciones estaban a cargo de los programas de Ingeniería de Mercados e Ingeniería Industrial, Contaduría y Derecho, cuyos docentes desarrollaban las capacidades de las alumnas a partir de sus habilidades y necesidades, confirmando en la práctica los avances que tenían.
¡De las 26 mujeres seleccionadas, ni una sola abandonó el proceso durante todo el año!
Dos buenas noticias. En noviembre pasado, cuando se celebró la Semana Mundial del Emprendimiento, este grupo participó en una Muestra Empresarial donde exhibieron sus productos, marcas y logotipos de los nuevos negocios, organizados en pequeños grupos, como prueba de asociatividad, y repartieron tarjetas a los visitantes o clientes potenciales.
Estaban felices. No era para menos. Habían puesto en práctica todo lo que aprendieron, la Muestra fue un éxito al decir de los organizadores y, como si fuera poco, la Gobernación del Atlántico les tendió la mano, incluyéndolas en el programa '¡Transfórmate tú, mujer!' para promover el liderazgo femenino en el departamento.
Sí, ese programa era solo para municipios, no para corregimientos, pero al enterarse las autoridades oficiales de que el proyecto en Isabel López marchaba viento en popa, incluso con la capacitación ya hecha y los resultados descritos, no dudaron en incluirlo, pudiendo participar del presupuesto asignado.
Recibirán, pues, el capital semilla que pedían con urgencia para sus pequeñas empresas. Es de esperar –anota Yanis Miranda, investigadora- que aprovechen al máximo esta nueva etapa, dada la preparación que tienen, por ejemplo, sobre el adecuado manejo financiero, el de los recursos económicos que ahora les llegan.
Y como en la mayoría de los casos sus negocios no se forman por falta de plata, de máquinas y materiales que deben comprar…
Alianzas estratégicas. Aunque el citado proyecto terminó a fines del año pasado, tras una duración de doce meses, todavía sigue su marcha. No solo por el apoyo de la Gobernación sino porque el programa de Ingeniería Industrial está evaluando su impacto social, porque la Alcaldía de Malambo lo va a replicar para jóvenes líderes emprendedores, y porque la Fundación de Acesco tiene igual interés, de nuevo para mujeres.
Alianzas estratégicas, en definitiva. Del sector académico, de profesores y estudiantes, con la comunidad, con mujeres que buscan salir de la pobreza; con el sector público, como la alcaldía de Malambo, y con el sector privado, todos a una por el emprendimiento como gran motor del desarrollo.