Una voz infantil y llena de ternura rompió el silencio en Puerta de Oro a las 8:10 p.m. “Señoras y señores, con ustedes: mi papá, Camilo”, dijo Índigo, la hija del cantante, desde un video que se proyectó en las pantallas gigantes justo antes de que las luces del escenario se encendieran por completo.
Fue el preámbulo perfecto para lo que vino después: aplausos, gritos y emoción que sacudió el recinto. Camilo salió al escenario con su energía característica, vestido con su estilo bohemio, descalzo y una sonrisa de oreja a oreja, y no tardó en conectar con su tribu.

El primer tema en sonar fue Bebé, una de sus canciones más coreadas. Le siguió Aeropuerto, que desató el baile y el coro masivo de los barranquilleros que esperaban con ansias este reencuentro con el artista paisa.
“Buenas noches Barranquilla, buenas noches tribu. Esta noche Barranquilla es nuestro lugar feliz. Gloria a Dios por esta noche”, fueron las primeras palabras del cantante.
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Y es que haciéndole honor al nombre de su gira ‘Nuestro lugar feliz’, Camilo continuó sellando una noche inolvidable con éxitos como Kesi, Tattoo, Desconocidos, No se vale.

Para toda la familia
Desde las cuatro de la tarde empezaron a llegar. Padres acompañados de niños con camisetas estampadas con la palabra tribu, haciendo de esta cita musical todo un encuentro familiar.
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“Cuando supimos que venía Camilo, lo decidimos de una. ¡Tenía que ser un plan en familia! Yo ya tengo 39 años pero lo amo y mis niñas siempre lo han escuchado. Me parece que tiene letras preciosas”, dijo Miranda Escobar.
Y así fue para decenas de hogares. Padres bailando con sus hijos sobre los hombros, niñas coreando las letras, adolescentes abrazando fuerte a sus mamás durante Vida de rico. Era un mar de emociones compartidas.

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“Me conmovió que fuera la hija quien lo presentara. Es un concierto que también celebra el amor familiar”, comenta Mauricio Restrepo, quien llevó a su hijo de 10 años, disfrazado con bigote postizo como el de Camilo.

Mucho amor por entregar
En medio de un show que avanzaba con amor, Camilo hizo una pausa para dar una confesión bastante íntima:
“Yo no me relaciono tanto con eso de las mariposas en la panza”, confesó, provocando risas en el público. “El amor en mi vida se manifiesta un poquito más… caótico. El otro día no podía respirar. Y yo dije: esto es que estoy tragado. Pero por si acaso fui al médico”.

Y entonces comenzó a sonar Autodiagnóstico, esa canción que habla del amor sentido sin filtros, el que aprieta el pecho pero te hace sentir vivo.
El amor de Camilo por Barranquilla no necesita muchas palabras, pero cuando las dice, o en este caso, las escribe, logran estremecer.
Mientras cantaba Tutu, uno de los himnos más coreados de la noche en Puerta de Oro, el artista detuvo por un instante su recorrido por el escenario. Se tiró al piso y comenzó a escribir.
En ese momento, la pantalla gigante detrás de él proyectó el mensaje: “Barranquilla, te amo”.
Luego, bajó del escenario, desató la locura y compartió con algunos fans que no dejaron de cantar con él todo un éxito en su carrera.
Evaluna y un canto con pasión
El amor, para Camilo, no es solo una inspiración, es su bandera, su revolución. Y en Barranquilla, ante miles de corazones latiendo al ritmo de sus canciones, el artista paisa compartió una de las declaraciones más sentidas de su gira.
“Un testimonio del amor, y es así, y es tanto así que la tribu y yo creemos que amar es nuestra revolución. Todo el mundo me pregunta por qué estoy tan obsesionado con cantarle al amor… No puede ser de otra manera desde el día en que pude ver a los ojos al amor de mi vida”.
“Por eso para mí es tan importante esta noche, en Barranquilla, presentarles al amor de mi vida, y a la mujer más guapa del mundo, mi artista favorita… con ustedes, Evaluna”.
La ovación no se hizo esperar. En el escenario, Evaluna apareció con aplausos, y junto a Camilo interpretaron Plis, una canción que no necesita traducción, porque habla en el idioma universal del amor.
La noche avanzaba en Puerta de Oro, pero el amor seguía siendo el hilo conductor. Luego de cantar Plis tomados de la mano, Camilo y Evaluna continuaron regalándole a Barranquilla instantes cargados de ternura y complicidad con dos canciones profundamente personales: Machu Picchu e Índigo.
Pero fue con Índigo, la canción dedicada a su hija, que el ambiente se volvió mágico. Mientras sonaba el tema un perro se subió al escenario y, como si conociera a Camilo de toda la vida, se acercó con tranquilidad. El artista, entre risas y aplausos del público, interrumpió por unos segundos para acariciarlo con cariño.
A las 9:40 de la noche, tras una lluvia de emociones, Camilo puso el broche de oro a su inolvidable concierto en La Arenosa con Vida de rico.
La canción fue su primer gran himno global, con el que ganó su primer Latin Grammy como compositor, y que abrió las puertas a una carrera imparable.
Con esa canción, y con una sonrisa que no se despegó de su rostro, el artista paisa criado en Montería se despidió de la ‘tribu’ barranquillera, que lo ovacionó con el mismo fervor con el que lo recibió.