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Colombia es el octavo país del mundo en superar el millón de casos de Covid-19. Un dato esperado por la velocidad de vértigo con la que avanzó el virus en el territorio nacional, desde el primer contagio notificado el 6 de marzo, que además cuestiona la gestión con la que se ha afrontado la pandemia. Con un promedio de 7 mil 500 casos diarios, en octubre, era cuestión de días para que se cruzara el representativo umbral del millón de contagios alcanzado, esta misma semana, por España y Francia –donde la pandemia vuelve a estar fuera de control– y por Argentina, que completa siete meses sometida a una desgastante cuarentena convertida hoy en la más larga del mundo.

A esta altura de la lucha contra la Covid-19, Estados Unidos continúa como el país más afectado a nivel global, con más de 8,5 millones de contagios y 224.000 muertes, luego aparecen India, Brasil, Rusia, Francia, Argentina, España y Colombia, que llegó a los 30 mil decesos. Perú, con 34 mil muertos y 880 mil contagios, es el país con una población superior al millón de habitantes con más fallecimientos por cada 100 mil habitantes: 106,24; mientras que Colombia está en la posición 15 con una tasa de 59,69 decesos por cada 100 mil habitantes. Datos de la Universidad Johns Hopkins y el Banco Mundial, cada vez más cambiantes en la parte media de la tabla por los alarmantes récords diarios alcanzados por las naciones europeas, donde el virus está desbocado.

A punto de completar 8 meses de la irrupción de la covid en Colombia, el Ministerio de Salud explica una tendencia a la baja de la pandemia en la mayor parte del territorio nacional durante los dos últimos meses, que se extenderá entre cuatro y cinco semanas más. A diferencia de lo ocurrido en Leticia, Cartagena y Barranquilla, que superaron el pico epidémico en el primer semestre del año; Bogotá y Cali afrontan todavía un decrecimiento lento de sus casos de contagios y fallecidos; Medellín atraviesa un segundo pico y regiones intermedias, como Manizales, Ibagué, Armenia y Tunja, apenas van para arriba.

Fernando Ruiz, el hombre que la ha puesto el pecho a esta crisis sanitaria –viajando a las zonas más afectadas y resultando incólume de los indeseables efectos de la infección– reconoce que hoy la prioridad es reducir el nivel de contagio y la posibilidad de rebrotes. A ello apuntan estrategias como el Centro Nacional de Contacto para Rastreo Telefónico, un nuevo servicio que aumentará la capacidad de comunicarse con los ciudadanos para identificar casos, establecer riesgos, aislar sospechosos y minimizar el impacto del virus en las distintas zonas.

Articular esfuerzos entre las entidades del orden local y nacional para seguir fortaleciendo la respuesta de los sistemas de salud, así como implementar acciones preventivas con rastreadores en los territorios son pasos en la dirección correcta. Sin embargo, esta lucha no la gana el ministro de Salud solo por más buena voluntad que tenga. Es compromiso de cada ciudadano reconocer la importancia del autocuidado como la mejor manera de blindarse contra la ferocidad del virus, asumiendo el cumplimiento irrestricto de las medidas necesarias para proteger la salud, y de paso aportar a la reactivación de la economía. Cada acción de responsabilidad individual –no se quite el tapaboca por favor– suma en el reto colectivo de superar juntos esta pandemia y evitar que siga haciendo tanto daño, como hasta ahora. Seguir esforzándose es la clave, de lo contrario, la sociedad entera perderá esta lucha.