Aquello de “la Covid-19 llegó para quedarse” dejó ser una frase anecdótica para convertirse en una realidad permanente soportada en la inagotable capacidad del implacable virus de alterar todo lo que hasta ahora habíamos conocido como parte de una vida normal. Frente a su alcance, no vale nada distinto a acatar las normas de autocuidado, por eso resulta indispensable que los ciudadanos de manera permanente sean conscientes del riesgo que corren cuando no lo hacen. Soldado avisado no muere en guerra, y la que hoy se libra es una lucha diaria por el bienestar de nuestras familias y el propio contra una amenaza sanitaria de incalculables proporciones.
Aunque los indicadores en Barranquilla permanecen estables con una tasa de positividad del 6% y ocupación de UCI del 50%, que se reduce a 13,7% en relación de casos sospechosos o confirmados de covid, se avecinan fechas en las que, incluso los ciudadanos más responsables, podrían relajarse y bajar la guardia. Que nadie se lo permita porque el precio a pagar podría ser muy alto. Llegar hasta este punto de mantener durante 4 meses el virus a raya ha demandado un esfuerzo de tal magnitud que todos deberíamos sentirnos con la autoridad moral de recordárselo a quien no lo tenga presente. La responsabilidad individual y colectiva de todos y cada uno de nosotros es lo que permitió sumar en octubre 11 días no consecutivos sin fallecidos. Así debe seguir.
En medio del desbarajuste que significó la despiadada escalada del virus en la primera mitad del año, cuando el descontrol desatado por la gravedad de la crisis parecía estar ganando la partida, hubo unos héroes silenciosos que le pusieron el pecho a la brisa, más bien a la tormenta, y con el personal de salud se ubicaron en la primera línea para explicar a sus comunidades la gravedad de lo que estaba ocurriendo.
Los líderes comunitarios, presidentes de organizaciones comunales y representantes de las fuerzas vivas de los barrios de la ciudad, a pesar de la desesperanza que a ratos los invadía en esos agónicos meses porque la situación no tomaba otro rumbo, se mantuvieron recorriendo sus cuadras y barrios cumpliendo una tarea pedagógica invaluable que hoy es justo destacar. En ese momento, muchos de ellos, compartieron con EL HERALDO su desconcierto por la inédita situación que atravesaban, pero el compromiso con su labor social pudo más que el temor y haciendo llave con las autoridades distritales, entidades de salud y la fuerza pública, encargada del control de los cercos epidemiológicos, lograron superar el infausto pico de la pandemia en sus localidades.
Replicar el mensaje de la prevención es una ardua faena que no termina para estos actores sociales porque el virus no se ha ido. La Alcaldía de Barranquilla acaba de entregarles una guía práctica sobre Covid para reforzar la información acerca de los contagios, los síntomas de la infección, las líneas de atención de las EPS, el funcionamiento de la red de prestadores de servicios de urgencias, lo relacionado con las pruebas y resultados y otras muchas preguntas que a diario se siguen formulando los ciudadanos.
Un documento digital bastante útil que merece ser consultado y compartido con insistencia por los barranquilleros a través de WhatsApp, correo electrónico y otras herramientas en línea para estar bien informado acerca de la realidad del virus en la ciudad y, de paso, hacerle el quite a quienes aún persisten en el infame propósito de inventar y promover mentiras alrededor del virus.
A los líderes sociales y comunitarios de Barranquilla, gracias por su labor que merece ser visibilizada y reconocida. Son ustedes pilares de una sociedad más incluyente y participativa que debe apostar por la mejora permanente de las condiciones de vida de los habitantes de la ciudad.