Si bien en Europa, Asia y Norteamérica el mundo de los streamers mueve la economía y tiene un gran impacto entre la audiencia juvenil, en Colombia muchos apenas comenzaron a descubrirlo desde el pasado sábado 18 de octubre luego de que el paisa Luis Fernando Villa Álvarez, mejor conocido como Westcol (su alias en línea), organizara el evento ‘Stream Figther 4’.
Se trató de una velada boxística que convocó a 17 mil espectadores en el Coliseo Medplus Bogotá y que conectó a otros cuatro millones en la plataforma Kick, convirtiéndose en todo un récord para esta parte del mundo. Si bien Westcol en 2024 se convirtió en el más seguido de esta plataforma, en esta ocasión convocó a influencers para que intercambiaran puños en un ring, con un cartel que tuvo como principal atractivo el combate entre la barranquillera Andrea Valdiri y la huilense Yina Calderón.
La experiencia de observar este tipo de combates en el que las declaraciones, el pesaje y las salidas de los competidores se convierten en el principal show, más que el propio combate, puesto que el de Valdiri y Yina solo duró 10 segundos, con victoria para la barranquillera, resultó ser algo nuevo para los colombianos.
Sin embargo, una vez culminada la transmisión, las redes sociales comenzaron a llenarse de comentarios que pedían mayor control de este tipo de transmisiones debido a que el vocabulario utilizado raya en lo vulgar y también incita a la violencia, en especial cuando Westcol demostró todo su enojo con Yina Calderón por rendirse y afirmar que “es una mujer asquerosa que no representa a Colombia”, y todo porque le debió pagar 70 millones de pesos por subir al cuadrilátero.
Y es que desde sus orígenes en 2010 los streamers, llamados así por realizar transmisiones en vivo, especialmente de videojuegos de acción, se han caracterizado por usar un lenguaje coloquial en el que incluso establecen peligrosos retos que son ejecutados con consecuencias lamentables.
Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado 18 de agosto, cuando el streamer francés Raphaël Graven, de 46 años, conocido en línea como Jean Pormanove, perdió la vida mientras cumplía el reto de hacer una transmisión de más de 280 horas mientras era maltratado por otros dos participantes.
La ministra delegada de Asuntos Digitales, Clara Chappaz, calificó la muerte de Graven de “horrible” y destacó la responsabilidad de las plataformas en la regulación de los contenidos en línea para proteger a los niños de la violencia.
Es precisamente esta falta de regulación la que enciende el debate, toda vez que en este mundo digital parece no haber lugar a la censura, algo grave si se tiene en cuenta que son esencialmente niños y jóvenes los que se conectan a estas transmisiones.
No es la primera vez que una web bajo sospecha sortea los controles. En mayo del año en curso fue clausurada la web coco.fr, que había recibido miles de denuncias por pederastia y proxenetismo durante años. Se hizo conocida a nivel mediático a raíz del juicio a Dominique Pelicot, el hombre que drogó y violó durante años a su mujer, Gisèle Pelicot, pues fue ahí donde reclutó a más de medio centenar de hombres para que estos la violaran mientras ella estaba inconsciente.
El sociólogo Enver Vega, quien se ha dedicado a analizar este mundo, sostiene que el éxito de los streamers radica en que “han logrado crear un vínculo afectivo con sus seguidores porque hay una comunicación rápida, y es allí donde nace el peligro porque la comunicación fluye sin restricciones y se pueden crear contenidos con antivalores, contenidos altamente erotizados, el discurso de odio o los ya conocidos retos extremos”.
En Barranquilla hay un caso que concentra la atención de las autoridades. Ocurrió a las 12:20 de la madrugada del pasado domingo, en el sector de Alto Prado, y el cual derivó en la muerte de un joven estudiante de Derecho identificado como Camilo Andrés Garzón Díaz, de 23 años de edad.
La Policía Metropolitana de Barranquilla fue alertada de que el joven había terminado inconsciente luego de recibir un golpe en el rostro de manos de una joven que departía con él y que portaba unos guantes de boxeo.
Si bien no se ha confirmado por las autoridades, algunos presentes en la reunión señalaron a los uniformados que atendieron el caso que todo habría estado motivado por unos combates que se estaban programando en redes sociales, vía streaming, y en el que la pelea estelar de la noche se iban a dar cita en el cuadrilátero las creadoras de contenido Andrea Valdiri y Yina Calderón.
Este es un campanazo de alerta que exige a las autoridades nacionales comenzar a meter en cintura a los streamers con el fin de que sus contenidos sean mucho más responsables y enfocados a la formación de público.








