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Cada vez que en Colombia se conoce el dato de la variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), a cargo del Dane, la pregunta que se formula la gente en la calle es la misma: ¿dónde mercan quienes consultan el valor de los productos de la canasta familiar? Sin embargo, los datos están ahí y la entidad ha dicho que en abril la inflación cedió en el país, por primera vez, en 11 meses, situándose en 12,82 %. Dato largamente esperado, en especial por el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo, quien, pese a estar por fuera del Gobierno, sacó pecho por la que es una buena noticia: la ruptura de la tendencia al alza en el costo de vida desde marzo de 2021, el cual se frenó únicamente en mayo de 2022, para retomar en junio su desbocada carrera, hasta ahora. ¿Es esta una señal clara para echar campanas al vuelo tras un periodo tan prolongado de sucesivos incrementos? Parecería que no, y convendría entonces ser prudentes. La clave radica en evaluar el momento actual, sin perder de vista lo que vendrá.

¿Cuál es el panorama que enfrentan hoy los hogares? Sí, en algunos casos, dependiendo de su naturaleza: perecederos o procesados, los alimentos registraron fuertes caídas, ligeras desaceleraciones y hasta una deflación en el último mes, ratificando síntomas de contención en una categoría determinante para la canasta familiar. Para destacar, el freno de la racha alcista. Aunque siendo pragmáticos, que baje la inflación alimentaria no quiere decir que caigan, necesariamente, los precios, sino que suben menos. O lo que es lo mismo, estos no aumentarán con la misma velocidad como ha sucedido hasta ahora, pero tampoco veremos los precios de 2019, enseguida. De modo que volver a una relativa normalidad en esta división, si es que se logra, podría tomar el resto del año. Y sí, lo mejor es cruzar los dedos para que la tendencia se mantenga.

Porque del otro lado aparece la inflación anual de los combustibles para vehículos que no deja de subir, presionando con intensidad el bolsillo de los ciudadanos. Es lógico que ocurra por los incrementos mensuales, a partir de octubre de 2022, que han sumado $2 mil 650 al valor del galón de gasolina corriente, elevando su inflación anual a 22,87 %. Y lo que aún falta. En este sentido, con total franqueza, y se agradece, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, estima que el galón aumentará hasta llegar a unos $16 mil, con lo que al fin del año o en enero de 2024 se habrá cubierto el hueco fiscal de $37 billones del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles.

Volvemos a un punto que no tiene discusión, aunque tampoco es consuelo para las economías familiares golpeadas por la impopular política de aumento escalonado de la gasolina. Cierto, corresponde a un ineludible ejercicio de responsabilidad fiscal, pero si el Gobierno nacional no ofrece alternativas viables para reducir su impacto negativo, este se seguirá trasladando a distintos rubros. Conscientes de ello, los ministerios de Minas y Hacienda evalúan opciones para recalcular el precio de la gasolina, reforzar controles en fronteras, revisar regulaciones y no descartan tarifas diferenciales para sectores vulnerables. Anuncio que en vez de tranquilizar a los actores del sector, los ha preocupado a tal punto que temen que el remedio pueda ser peor que la enfermedad. Para colmo, los efectos de una probable sequía por el fenómeno de El Niño podrían, adicionalmente, hacerlo todo más complejo. En ambos casos, amanecerá y veremos.

En la Costa, la tormenta económica arrecia por lo de siempre, el consabido aumento en la tarifa de energía que convirtió a las ciudades de la región en las más costosas del país. Nada ha cambiado ni lo hará, a tenor de que ya no fueron aprobadas en el Plan Nacional de Desarrollo las proposiciones para derogar el régimen tarifario especial. Encaramos, por tanto, un escenario dinámico, con circunstancias a favor y otras no tanto que deberían ser valoradas en su justa medida para establecer qué pesará más y actuar a tiempo. De lo contrario, la incertidumbre en torno a la inflación continuará pendiendo cuál espada de Damocles sobre el país entero.