En los barrios y urbanizaciones el bienestar de la gente depende en un alto porcentaje de la buena vecindad. Una persona indeseable, problemática o bulliciosa no es de buen recibo y puede repercutir, inclusive, en la salud mental de quienes residen en su entorno. Y no solo se trata del personaje conflictivo. La buena o mala vecindad está representada también por los negocios, como tiendas, cantinas o, y este el caso del que nos ocuparemos, las EDS o estaciones de servicio. Gasolineras o bombas, como popularmente se les denomina.

No es un asunto nuevo por tratar, pero un incendio ocurrido hace una semana en una estación de servicio de Chiriguaná, en el departamento del Cesar, volvió a encender las alarmas por el riesgo que pueden enfrentar quienes viven cerca a este tipo de negocios. EL HERALDO se dio a la tarea de indagar entre familias, cuyas viviendas están ubicadas muy cercanas a las gasolineras de Barranquilla, y encontró historias de permanentes angustias. Gente que dice vivir con “el corazón en la boca” por miedo a una desgracia. En la ciudad hay 144 estaciones de gasolina, de las cuales unas 20 están ubicadas en zonas residenciales de diferentes estratos.

Sin embargo, el Cuerpo de Bomberos y Secretaría de Planeación descartan cualquier peligro arguyendo un control absoluto sobre ese tipo de negocios a partir de la norma vigente, que es la NFPA 30 o Norma de la Asociación Nacional de Protección contra Incendios de los Estados Unidos, la cual es la aplicada en Colombia y tiene la vigilancia del Ministerio de Minas.

Pero los creíbles argumentos de los funcionarios encargados, ya sea por seguridad, como los bomberos, o normatividad relacionada con el orden urbanístico, como Planeación Distrital, no son suficientes para la gente del común que inhala a diario los fuertes olores, causantes en algunos casos de perturbaciones físicas, e inclusive psicológicas por el temor permanente.

La norma señala que la distancia entre una estación de servicio y otra debe equivaler al mismo número de metros de su propio tamaño y no pueden ser construidas en zonas residenciales. Además, solo tienen permiso para ser ubicadas sobre vías colectoras, semiarterias, arterias y vías de carácter metropolitano y regional que se encuentren dentro de los polígonos permitidos por el cuadro de usos del suelo.

Este diario cita un informe médico relacionado con los posibles efectos dañinos por la sobreexposición a la gasolina, originados en sus compuestos químicos individuales como benceno y pequeñas cantidades de plomo, cuya inhalación produce irritación de los pulmones o afectación del sistema nervioso.

Las autoridades tienen en su campo la responsabilidad de velar por la salud de los ciudadanos. Cualquier anomalía puede causar los efectos dañinos citados, así que valdría la pena un riguroso estudio para evitar un presunto daño de los vecinos indeseables.