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Promigas y su Fundación Promigas presentaron la III edición del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE), una herramienta desarrollada con la firma Inclusión SAS para medir la pobreza energética, entendida como una condición en la que confluyen una acumulación de privaciones que limitan la posibilidad de las personas de realizar actividades esenciales mediadas por el uso de la energía.

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En ese sentido, recordaron que en 2023, la pobreza energética en Colombia alcanzaba el 16,1 %, equivalente a 8.4 millones de personas. Sin embargo, en 2024, esta cifra bajó a 15,4 %, reflejando que más de 300 mil colombianos superaron esta situación. Pese a este avance, aún hay cerca de 8.1 millones de personas en condición de pobreza energética.

De acuerdo con el presidente de Promigas, Juan Manuel Rojas, aunque el país redujo su pobreza energética en 0,7 puntos porcentuales, la magnitud y dirección del cambio varía ampliamente entre departamentos.

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Bogotá consolidó el mayor avance, al reducir su porcentaje de personas en pobreza energética de 3,1 % a 1,4 %, lo que equivale a 140 mil personas menos en esta condición. Le siguen Bolívar, que pasó de 30,4 % a 24,9 % (–119.792 personas), Santander, de 11,0 % a 7,6 % (–79.951), Cesar, de 21,8 % a 16,5 % (–69.466), y Casanare, que logró una caída notable de 19,2 % a 10,1 % (–40.062).

También se destaca el progreso de Vichada y Amazonas, (departamentos con una alta incidencia de la pobreza energética, pero poca concentración de pobres energéticos asociados a su baja densidad poblacional). En el último año, Amazonas redujo su incidencia de 60,1 % a 49,4 % (–8.118 personas) y Vichada de 89,6 % a 83,8 % (–5.740 personas).

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Sin embargo, en la periferia—especialmente en La Guajira (63,1 %), Putumayo (58,7 %), Chocó (52,8 %), Amazonas (49,4 %), Vichada (83,8 %), Guainía (82,2 %) y Vaupés (86,5 %)— las condiciones siguen siendo críticas. Allí la pobreza energética supera entre tres y cinco veces el promedio nacional, reflejando el rezago estructural en cobertura, calidad y diversificación de fuentes energéticas.

Atlántico, el de más retroceso

Atlántico registró el deterioro más pronunciado del país, al pasar de 9,3 % a 14,8 %, lo que representa 162.400 personas adicionales en pobreza energética.

El deterioro se explica principalmente por desmejoras en la calidad del servicio eléctrico, especialmente en los municipios de Malambo, Soledad, Ponedera y Manatí, donde aumentó principalmente la duración de las interrupciones del servicio en el último año.

Las acciones

Dentro de ello, Juan Manuel Rojas sostuvo que la hoja de ruta presentada con esta edición del IMPE plantea cuatro acciones clave para acelerar la meta de un dígito de pobreza energética a 2030, reduciendo en cerca de 40 % (2.9 millones de personas) el número de pobres energéticos en el país.

Estas cuatro acciones, según Promigas, tienen que ver primero con recuperar y ampliar la calidad de la energía eléctrica en aquellas zonas en las que ha desmejorado. Otro punto relacionado consiste en avanzar en la implementación del Plan Nacional de Sustitución de Leña.

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Además, planteó ampliar la dotación de electrodomésticos básicos y dispositivos para aprender y comunicarse con el fin de aprovechar la energía dentro del hogar, y como última acción garantizar el acceso a la energía eléctrica en todos los colegios.

Los desafíos

Desde Promigas indican que acelerar la reducción de la pobreza energética requerirá de una política territorial diferenciada, capaz de sostener los logros donde se ha avanzado y de acelerar los motores donde aún se rema contra corriente.

Agregan que en la mayoría de los departamentos, los principales desafíos se concentran en la dimensión de acceso y calidad de la energía, que continúa siendo el eje estructural de la pobreza energética.

“En territorios como Sucre, Córdoba, Guainía, Tolima, Caquetá, Vichada, Meta y Bolívar esta dimensión explica el 40 % de la pobreza energética, evidenciando que las tareas pendientes son aún de primera generación, como lo es garantizar suministro continuo, confiable y seguro, ampliar la cobertura en zonas rurales dispersas y reducir el uso de energéticos contaminantes para cocinar”, manifestó el presidente de Promigas sobre los resultados del IMPE.