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Le salió el tiro por la culata al Deportes Tolima. El equipo pijao, con la anuencia de la Dimayor, cambió de imprevisto la sede del partido (de Ibagué a Bogotá, porque supuestamente no se podía jugar en el estadio Manuel Murillo Toro por unas refacciones), con la intención de aprovechar a su favor los 2.600 metros de altitud de la capital teniendo en cuenta el desgaste de Junior, que venía de jugar la Copa Sudamericana el jueves ante Unión La Calera. Sin embargo, los Tiburones supieron afrontar con toque e inteligencia las condiciones climáticas y, bajo la batuta de Teófilo Gutiérrez, vencieron 1-0 a los vinotintos y clasificaron a la semifinal de la Liga. Como quien dice, la trampa sale. 

Un gol de Miguel Borja, al minuto 88 de juego, a través de un penalti por una mano de un zaguero tolimense en una acción ofensiva de Luis ‘Cariaco’ González, selló el avance del cuadro rojiblanco a la siguiente instancia, en la cual se medirá al América de Cali, en un duelo que revivirá la final de la Liga II 2019 y la Superliga 2020. La primera resultó a favor de los escarlatas, la segunda fue para los Tiburones.

Los Diablos Rojos vienen de eliminar a un diezmado Nacional (por contagios de Covid-19) al superarlo 3-0 en el estadio Atanasio Girardot (4-2 en el global).

El juego

Todo permaneció bajo control durante el primer tiempo. Después de unos cinco minutos iniciales de incomodidad y confusión, en los que el Tolima presionaba y pretendía atropellar, Junior se acomodó y tomó el control del duelo.

Con la experta y serena batuta de Teófilo Gutiérrez, que invitaba al toque y a darle trámite al juego lejos de la portería de Sebastián Viera, los rojiblancos maniataron las intenciones de los Pijaos, que solo inquietaban tras alguna imprecisión tiburona en la salida o en los rechazos. Didier Moreno y Dany Rosero protagonizaron varias.

Con errores no forzados y tiros de esquina, en los cuales trataban de sacar partido de la corpulencia y talla de la mayoría de sus jugadores, Tolima intentaba buscar el gol que lo pusiera adelante en el marcador del partido e igualara la serie (el choque de ida lo ganó Junior 1-0). No pudo en toda la etapa inicial. Mucho menos después de la expulsión merecida de Leyvin Balanta por una plancha desmedida contra Didier Moreno.

Junior cerró los caminos y reprimió totalmente a hombres peligrosos como Jáminton Campaz. Fabián Ángel, joven volante boyacense de la cantera rojiblanca, no defraudó la confianza que el técnico Luis Amaranto Perea depositó en él.

La deuda en medio del plan juniorista fue la parte ofensiva. Tal vez para evitar desgastes por la altura, no tenía mucho afán de hallar el arco contrario y cuando lo procuró a través de la tocata que propiciaba Teo, alguien resultaba desafinado en el tramo final de la jugada con un disparo imposible o un pase demasiado largo. Carmelo Valencia, otra apuesta de Perea en el onceno titular, por encima del goleador Miguel Borja, se dedicó más que todo a obstaculizar la salida anfitriona ante la escasez de pases a su nombre.

La etapa complementaria

En el segundo tiempo, a pesar de las sustituciones de Hernán Torres tratando de impulsar una reacción de los ‘locales’, el decorado del juego no se modificó. Junior siguió con la manija del partido. Teo, siempre Teo, conducía y brindaba una gran tranquilidad, a pesar de que Roldán ignoró varias faltas que le cometieron.

La entrada de Sherman Cárdenas y James Sánchez representó mayor posesión a favor de Junior y menores posibilidades ofensivas para Tolima. Perea metió mano de manera oportuna y acertada.

Los Pijaos, que descansaron toda la semana, se vieron más agotados con la altitud porque siempre corrieron infructuosamente detrás del balón y con un hombre menos.

En la agonía del juego, Borja, que estaba en el banco, entró para ponerle la lápida a la serie y mantenerse solitario en la cima de artilleros. El cambio de sede ya es anécdota, Junior se comportó a la altura.