La firmeza en la voz de José Miguel Molina Jiménez o Pepe Molina contrasta con el temblor de sus manos de las que se apoderó el Mal de Parkinson hace como dos años. La tesitura de su tono cuando recuerda sus vivencias como locutor, compositor y cantante, parece rememorar la voz del difunto Facundo Cabral. Es grave, se mete en alma de su interlocutor sin pedir permiso.
Si Pepe, el mismo que hizo por más de cuarenta años programas radiales en emisoras de Barranquilla y Cartagena, tuviera un trabajo ideal, sería el de diplomático. Un hombre que unió a las dos capitales de la costa, Barranquilla y Cartagena, con música, fútbol y boxeo. Compuso el Cumbión del Junior y el primer himno del Real Cartagena, siendo hincha Tiburón.
Hoy, a sus 83 años, descansa en el Hogar San Pedro Claver para adultos mayores. El antiguo ancianato que está a pocas cuadras del bar show del escándalo de las prostitutas del Servicio Secreto de Obama.
Con lucidez y cierta pausa para recordar con luz meridiana, Molina tararea sin equivocarse la pieza musical por la que más se le recuerda, mientras la directora del centro lo escucha sin parpadear, sorprendida por su memoria: 'Barranquilla tiene que estar orgullosa, de su Junior bravo que toca y la toca, que juega bonito y a todos derrota. ¡Barra de Corea! gol, gol, gol ¡Barra currambera! gol, gol, gol. Rojo y blanco tiene una tradición, el pueblo los quiere y esa es su pasión. Pa’ los periodistas es su gran amor, al Junior defienden con furia y pasión…'
En 1984, mientras habitaba en el barrio Porvenir, muy cerca del estadio Romelio Martínez, Pepe no se perdía un entrenamiento de su amado Junior de Barranquilla. Amigo de los Delménico, Varacka, Berdugo, Dida, De Oliveira, nunca pensó que su inspiración se convertiría en un himno imperecedero en la memoria del hincha rojiblanco.
'Vivía cerca del estadio y mi amor por el equipo que más amo me trajo la inspiración, que se convirtió en lo que se conoce como el Cumbión del Junior', expresó.
Acompañado por su gran amigo y casi como un hijo, el exboxeador Rubén La Cobra Valdés y Romelina Pineda, esposa de este, Molina recordó, sentado en la silla blanca de plástico bajo el salón de reunión del asilo, el momento en que llegó desde Barranquilla a Cartagena como administrador de la bodega de la embotelladora y fábrica de gaseosas Postobón.

La esposa de Valdez, Romelina Pineda, Pepe Molina y Rubén ‘La Cobra’ Valdés, amigos por más de 40 años.
'Como la empresa la compró Ardila Lule, de ahí se me abrieron las puertas para comenzar a hacer radio en RCN, aunque ya había comenzado en La Voz de La Patria y La Voz de Barranquilla por allá en los sesenta'. Y deja claro a toda evocación. 'Te pido un favor, de fechas no me preguntes'.
En los setenta comenzó su rodar por el mundo del boxeo. Apoderó a varios pugilistas, pero su orgullo fue La Cobra Valdés, el hombre que protagonizó la pelea del siglo en Cartagena ante Néstor Baba Jiménez (18 de febrero de 1978). 'Recaudamos 700 mil pesos, que fue un dineral para esa época. Fue una pelea muy reñida. Recuerdo de esa Cartagena de los setenta que era sana, honesta, pero ese día hubo de todo…'.
Valdés lo miró con cara de sospecha cuando dijo que 'ese día hubo de todo'. Y le reprochó con insistencia 'bueno, Pepe, ¿qué pasó? habla'. Molina hizo la pausa acostumbrada antes de una gran revelación. 'El Perro (Jesús María Villalobos, dueño de una empresa de chance, quien fue asesinado hace cuatro meses) había apostado. Y déjala ahí. No te cuento más'. La esposa del expugilista cuenta moviendo los labios, pero si mencionar palabra alguna. 'El Perro había apostado en contra de La Cobra'. Y confirma moviendo los dedos como si contara billetes.
'Ahí se vio de todo', dijo Pepe. 'Ese día se acabó la inocencia de la Cartagena que conocí. La radio me dio plata, pero toda me la acabé en el boxeo. Valdés pudo llegar más lejos, de no ser por el accidente que terminó en una fractura del antebrazo derecho. Con el que está arriba no se pelea, Valdés, no se pelea', le sentenció en su propia cara Pepe a Valdés.
La amistad entre ambos tiene más de cuarenta años. Molina comenzó a manejar la carrera de peleador de La Cobra desde los trece años. Lo conoció primero que su esposa. Es más, fue por él que los dos se conocieron y se casaron. Hoy esa amistad más que cimentada por el tiempo y las experiencias le ha retribuido a Pepe que la pareja se haya hecho cargo de su cuidado y atención en el hogar que tiene 170 ancianos recluidos.
Inventor de las tertulias en el Palito de Caucho, el añejo lugar de encuentro en el Centro Histórico de La Heroica, Pepe Molina desde su tribuna radial ‘Pepe Molina y los deportes’ convocaba los encuentros 'para hablar mierda', de allí cultivó muchos amigos que hoy se han acercado o lo han llamado para saber de su estado de salud. Además del permanente temblor de sus manos, Molina acaba una caja de cigarrillos al día, aunque él discute con La Cobra y su esposa que son apenas cinco los que se fuma.