Cristian Ortega, el barranquillero que se llevó la de oro en los Juegos Deportivos Nacionales Eje Cafetero 2023

La huella de aquel sueño sobre ruedas que hoy día acompaña a Cristian Ortega llegó de repente y sin asomo. Lo cierto es que el joven de 23 años, campeón nacional y medallista de oro del keirin en ciclismo, no siempre fue un apasionado de las bicicletas y las pistas hasta que las conoció. Y, entonces, no hubo carrera de retorno.

Solo orgullo y admiración emanan de los ojos de Johana, madre de Cristian, quien se tomó un momento, en medio de la competición de los Juegos Deportivos Nacionales Eje Cafetero 2023, para hablar de su más grande ejemplo a seguir, su hijo, para EL HERALDO.

'Cristian es sorprendente. No dejo de asombrarme de su fuerza. Es persistente. Nunca se queda con lo poco, siempre va por lo más grande y lo está logrando', expresa Johana en medio de las alegrías por la victoria de su Cristian.

En medio del diálogo, Johana narra que, curiosamente, la pasión del campeón y gran velocista cuando era pequeño era el fútbol, como todo niño barranquillero promedio. Sin embargo, Cristian no se vio ‘grande’ detrás de una pelota; supo, de alguna manera, que no era en ese deporte donde saborearía grandes victorias.

'De niño su pasión era el fútbol. Él estuvo en la escuela barranquillera, pero luego se cansó. Se aburrió pues decía que ahí no crecería', explicó Johana.

Todo comenzó cuando pisó la adolescencia, a los 15 años, en un día cualquiera. Su tía lo invitó a hacer rutas nocturnas en bicicleta por la ciudad y luego de eso no hubo reversa. Todo su cuerpo y mente se acompasaron en un baile cuesta arriba con el eco del neumático sobre el asfalto: 'fue amor a primera vista'.

'Un amigo de la escuela lo invitó al velódromo de Barranquilla y el entrenador Ricardo Moreno le prestó una bicicleta. Se subió a la pista a ver qué tal se sentía y fue allí donde nace todo el amor y el proceso por este deporte', confirma.

Caídas, heridas, dolores, aprendizajes. Todo un proceso lleno de amor por el deporte involucró el camino hacia donde ahora yace Cristian, en un podio con medalla de oro y plata que son orgullo para el Atlántico y el país. Y es que el joven barranquillero derrotó a experimentados pedalistas y al mismo campeón del mundo, Kevin Quintero, en la competencia nacional.

'Enfrenté a corredores de talla mundial y no me confié. Perfeccioné la estrategia y, sobre todo, me subí a la bicicleta con ganas de ganar y lo logré', declaró para medios nacionales este lunes.

A Cristian, el mayor de tres hermanos, lo describen como un buen hijo y un joven de noble corazón que, con disciplina y coraje de acero, ha logrado superar sus miedos y construir su camino en esta disciplina deportiva.

'Tiene mente de ganador y es muy bueno en lo que se hace. Es un joven dedicado y que lucha por lo que quiere. Es un guerrero, un luchador y siempre está dispuesto a aprender cosas nuevas. Ricardo Moreno en ese momento dice este ‘pelao’ es bueno y cualquier día nos acercaremos al velo. El entrenador dice que trabajando su talento, Cristian será un excelente deportista', reafirma Johana, la madre.

Su primera experiencia y que la tomó como una victoria pese a no pisar el podio, fue en Medellín en 2017. Luego, en Bogotá, en unos Nacionales, quedó segundo en la velocidad pura y cuarto en el kilómetro.

En la fría capital colombiana se adjudicó el cupo a los Panamericanos de ciclismo de pista de Cochabamba, en Bolivia, el país que empujó su carrera gracias a una presentación sin precedentes y con un olor a hazaña.

En el altiplano obtuvo una presea de oro en la prueba del kilómetro contrarreloj con un tiempo de 1.02.074.

Superó al ecuatoriano Alan Lozano (1.03.071) y al argentino Nicolás Bletzer (1.03.480). La plata llegó en los 200 metros.

Ortega paró el cronómetro en 9.801 y quedó a solo 0.063 milésimas de la marca mundial. Aquí implantó récord nacional y mejor registro panamericano.

'En Bolivia me desprendí de mi entrenador (Ricardo Moreno) y viajé con uno diferente(Leonardo Narváez) pero no me sentía en las condiciones óptimas como quería. Necesitaba a mi entrenador. Si hubiese ido ganaba la velocidad pura y lograría el récord del mundo', manifiesta Cristian sin titubeos.

Empero, pese a quedar con hambre de más alegrías, su nombre tomó un protagonismo en Barranquilla y en diferentes plazas del país. Entrevistas, fotos y reportajes impregnaron la vida del joven deportista que valora, en cada palabra, los esfuerzos de Johanna Fontalvo, su madre.

Sin el apoyo del ‘Team Barranquilla’ he llegado hasta donde he llegado, ahora imagínate si lo tuviera. Quiero estar ahí', dice el deportista graduado de la Ciudadela Educativa y Cultural Olga Emiliani y amante del mundo de las pesas. 'Yo creo que si no estuviera en el ciclismo, estuviera en las pesas', dice.

Sus objetivos están claros: 'Sueño con unos Olímpicos. Tan siquiera participar y, además, un campeonato del mundo'.

Mientras se cristaliza, Cristian quiere seguir siendo esa máquina que devora pistas. Ya en el escenario Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez, en la capital antioqueña, dijo presente con un oro y tres medallas de plata.