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Los próximos Andrés Iniesta, Fernando Torres e Íker Casillas del fútbol español ya se encuentran en Barranquilla con el fin de demostrar sus habilidades y medir fuerzas ante seis equipos colombianos en la Liga Promises.

A pesar de sus cortas edades, los 72 juveniles de las divisiones menores del Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla, Villarreal y Valencia se muestran seguros de sí mismos pese a estar en una ciudad desconocida. Las luces de los flashes no les incomoda ni emociona. Parecen acostumbrados a la prensa.

Cada movimiento que den los jovencitos es estrictamente controlado y la dificultad para entrevistarlos podría compararse con la de algún futbolista de la élite, o así lo hacen parecer sus entrenadores.

'A los juveniles tratamos de darles nuestra mayor atención. Esto es un proceso largo que afrontan para llegar a la profesional', expresó Diego Jabalquinto, encargado de las comunicaciones en el Real Madrid.

Es tanto el recelo que guarda cada club, que no fue posible conocer la lista de integrantes con la que afrontará el torneo el Barcelona.

Pero así como se les cuida, se les exige. Las futuras estrellas arribaron a la ciudad el lunes luego de un viaje de 10 horas y ayer en la mañana ya se encontraban entrenando en el Estadio Metropolitano bajo un inclemente sol.

'El viaje fue largo pero lo más duro es el clima. El estadio es hermoso, pero hay mucha humedad', explicó con propiedad Mario Ferrer, lateral del Valencia.

Por su talento, Sergio Fernández, jugador del Villarreal, fue escogido por el club para que resida en la casa club del equipo. Reconoce la grandeza de representar al ‘Submarino Amarillo’ y las ventajas que le ofrece, pero considera que ser canterano no es fácil. 'Mi día a día se basa en ir a la escuela y luego entrenar y entrenar. Estar lejos de mi familia es algo que te cuesta mucho', reveló.

Entre los pequeños también hubo tiempo para criticar a sus compatriotas rivales. 'A los del Madrid les va costar el primer juego. Nosotros entrenamos y ellos no salieron del hotel', apuntaban entre risas los blanquinegros.