Se siente. Ha sido de siempre. Barranquilla vs. el resto del país. Junior vs. Tolima más el resto fuera de nuestra República Independiente del Caribe. Andan con la perversa encima, repartiendo malas energías a todo lo caribeño.
El reto ahora no es solo construir, sino sostener. Que la Luna del Río encuentre su público, su ritmo y su lugar en la ciudad. Porque un verdadero símbolo urbano no se mide por su altura, sino por su permanencia y por la capacidad de seguir girando cuando ya pasó la novedad.
Colombia necesita sincerar esta conversación. El salario mínimo no puede seguir operando como un “interruptor maestro” que activa cargas ocultas en todo el sistema. La desindexación debe completarse, aunque para esto se requiere la bendición de un congreso que le pagan en múltiplos de salario mínimo.
Hay que tener en cuenta que algunos familiares del candidato también pueden inhabilitarlo, cuando tienen autoridad civil o pública, según lo dispone el artículo 179.5 superior, pero la inhabilidad se contabiliza a partir de la inscripción, no de la elección.