Confío en volver a trotar pronto, cuando el cuerpo lo permita. No para recuperar tiempos ni distancias, sino para restablecer una rutina que demostró tener, más allá de cualquier duda, un impacto más profundo del esperado.
Que el 2026 nos encuentre con menos prisa y más conciencia, entendiendo que cuidar la salud propia y la de quienes amamos no es una tarea pendiente, sino una prioridad diaria.
Desde esta oda de amor, deseo a mis lectoras y lectores una feliz Navidad llena de luces espirituales, salud, ganas de vivir y creatividad, para que todos los días sean un milagro deleitado al máximo, no tenemos la eternidad, sino el aquí y el ahora para existir y amar.
Termina bien para empezar mejor. Abre las puertas y no se te van a cerrar. Anuncia sin adular, presumir, ni humillar. Reconoce, premia y honra la gratitud.