Ya casi para nada existía. No había para la familia, poco para nutrirse, y mucho menos para temas “insulsos” como muchos llamaban a la reflexión, la espiritualidad y la paz interior.

En ese tiempo, recientemente, se le había negado el espacio a la pausa y al silencio. No había tiempo, ni para el tiempo.

Nada es gratis, todo sucede por algo y ese algo es mensajero de nuevas posibilidades. Hoy, hay una invitación a valorar tener de vuelta lo que agonizaba en el desenfrenado mundo normal: Tiempo.

Hoy, se ha abierto un espacio valioso para todo en lo que antes excusábamos nuestra presencia; para sentir, para transformar, para pensar, para rediseñar, para aprender algo nuevo. Hoy tenemos tiempo, sería un despropósito perderlo, no aprovecharlo y mañana volver a extrañarlo.

Hoy, en este tiempo, he encontrado historias infinitamente alentadoras que han sido motivo de nuevos proyectos. He descubierto seres con valentía enorme superando obstáculos robustos. He encontrado saberes y sabores ancestrales que desconocía, sonidos, palabras y conceptos de otras latitudes y geografías que estaban al alcance de mi mano en las hojas de los libros por leer y de los sueños por cumplir.

El tiempo de hoy, me ha enseñado a entender que todo es posible si le damos el valor que corresponde y sobretodo, la actitud que se merece.

Pechvögel, es un termino de un dialecto suizo que encontré por accidente mientras investigaba sobre otro tema para alimentar el planteamiento de una columna próxima para este espacio. Como sucede siempre, vas a la tienda por pan y llegas con una mascota.

Pechvögel, traduce Malasombras, y hace referencia a las personas que por una u otra razón, le suceden siempre cosas que advierten más sombra que luz. Rápidamente me di cuenta que no es un termino cualquiera, ha sido utilizado hasta en la Psicología analítica de destacados psiquiatras y psicoanalistas Suizos como Gustav Jung, y expone entre otros, lo que le pasa a quienes viven en su propia negación, fuera del lado positivo que todo lo logra. Los llaman Malasombras!

Una vibración que amarra y enceguece, todo lo tensiona, nada lo sublima y atrae como imán la mala cara, el mal ambiente y la mala brisa. Como si fuera poco, irradian con potencia su energía y suelen arrastrar no solo a ellos mismos, sino a quien generosamente los cobija.

Este tiempo con más tiempo, es un buen momento para salir de ese lugar y empezar, si me permiten el termino, a contagiarse de optimismo, de alegría, de entusiasmo, de sonrisa.

Es un buen momento para cortar y tomar distanciamiento de quienes se oponen a salir de su ruido y están permanentemente perturbados encontrando razones para soportar su malestar, sus conflictos, sus dolores, sus necesidades y sus dependencias.

No podemos olvidar que una parte de nosotros es una parte de los que nos rodea, se pega, contamina.

Atrás pechvögel, como rezo, como mantra, atrás las malasombras para que reviva la salud, atrás las malasombras para aprender nuevos lenguajes, para que llegue la armonía, para no oír más las mismas voces agresivas culpando a los demás de sus propias injusticias, atrás las malasombras de quienes hoy se victimizan y hacen parte del pasado que enreda e hipnotiza. Atrás las malasombras para que brillen nuevas almas y nuevas disciplinas.

Las buenas nuevas muestran, una vez más, que en el Caribe se resurge, se renace, se cultiva, se contempla y se dibuja fuerza y simpatía. En sus calles y en su gente se respira convicción para reponerse, para activarse y para dejar a un lado, todas, todas las Malasombras de la vida.