Construir un verdadero partido con visión liberal sería desarrollar una agenda nacional que combata la pobreza y la desigualdad, desde la idea de que la libertad plena solo puede entenderse cuando la dignidad humana no esté a merced de la corrupción o del hambre del poder político. Todo esto bajo la consigna de que la sociedad merece que un colectivo político entienda las discusiones sociales contemporáneas, que destruya los dogmas de la discriminación y que impulse el progreso social en la garantía de los derechos de las personas. Durante décadas Colombia ha sido dirigida por hombres políticos que desde el Capitolio y desde la Casa de Nariño han errado en comunicarse con las regiones, han ignorado descaradamente la pobreza del Chocó y de La Guajira, y han avalado, por intereses políticos, a quienes se nutren económicamente con la comida que le han robado al pueblo.

Aunque existen muchos líderes liberales a lo largo y ancho del país, no existe en Colombia tal fuerza liberal que logre elevar las peticiones sociales a las máximas instancias políticas. Es tan cierta esta afirmación, que grupos feministas y defensores de la lucha LGBTI marchan frente a la Corte Constitucional para que reconozcan sus derechos y no ante el Congreso de la República, que sería el escenario ante el cual deberían sentirse representados.

La decisión de la Corte Constitucional de amparar la petición de darle personería jurídica al Nuevo Liberalismo, llega como un alivio para personas de pensamiento liberal que se han sentido sometidas a la polarización y desamparadas por la falta de liderazgo. La Corte ha tomado una decisión que va en línea con la consolidación de un país que le apuesta a la paz, que rechaza el pasado violento que ha marcado nuestra política y que le da la bienvenida a una apertura democrática.

El Nuevo Liberalismo tiene todo por delante, pero sobre todo, el compromiso de honrar el legado de Luis Carlos Galán; crear un partido diverso con lideres liberales de todas las regiones, donde las mujeres estén en la primera línea de la toma de decisiones y donde los avales sean el resultado de un proceso juicioso de representación social.

Desde la garantía de los derechos políticos esta decisión muestra que nuestras instituciones pueden errar, pero que la Constitución y los principios que nos rigen serán la protección de este y de las demás organizaciones políticas. Ahora, desde el panorama político que vive el país el Nuevo Liberalismo deberá entrar a renovar el ambiente de pesimismo que se vive en estos días, buscar candidatos que le apuesten a la renovación del Congreso y apoyar a la presidencia una única candidatura de centro. Ojalá este nuevo partido le pueda enseñar al viejo liberalismo la importancia de conectarse con la realidad nacional y la exigencias de su pueblo.

@tatidangond