Un buen gerente público solo se puede medir objetivamente a través de los resultados que se puedan valorar o evaluar, y aunque 20 días son muy pocos para determinar el éxito de un alcalde, hay aspectos que muestran buenos indicios, como es el caso del nuevo alcalde de Bogotá. Carlos Fernando Galán empezó su alcaldía con el pie derecho, primero al haber conformado un gabinete de tan alto nivel que muchos sostienen que es mejor que el del gobierno nacional. Pero, tal vez, un factor aún más relevante para esta etapa inicial es la comunicación y la forma en la que exponen los proyectos que se tienen en un plan de gobierno. Galán ha demostrado en pocos días que tiene una estrategia de comunicación donde prima la cercanía con la ciudadanía y con sus problemas, pero también que sus proyectos, al margen de que, en efecto, terminen ejecutándose, están abiertos a la discusión y a la participación ciudadana.
Esta es una estrategia muy acertada tratándose de Bogotá, ciudad en la que sus exalcaldes han adoptado decisiones bajo la premisa de que una vez han sido elegidos ya no tienen por qué consultarle al pueblo sobre la pertinencia o viabilidad de ciertos proyectos estratégicos. Si bien la conversación sobre el metro y sus múltiples debates ha ocupado el debate de la gestión de la ciudad, lo cierto es que Bogotá tiene un sinnúmero de problemas que van más allá del metro y que tienen que ver con la calidad de vida de la ciudad. En este mismo espacio, he sostenido varias veces que el problema central de Bogotá está en la calidad de vida de sus habitantes, de las personas que diariamente salen a trabajar y desde que salen hasta que vuelven a sus casas tienen una situación externa diferente que les hace la vida más complicada.
Una de estas situaciones naturalmente es el transporte, pero también la inseguridad, el medio ambiente y los altos costos que representa vivir en la capital. Dentro del plan de Galán, hay una iniciativa muy relevante y es la recuperación del centro de Bogotá, un punto de la ciudad que reviste especial importancia para Colombia. Al centro lo han dejado a su suerte, lo han convertido en un espacio hostil, donde nadie camina tranquilamente y en el que el espacio público está ocupado por comercio informal sin ningún tipo de organización visible por parte del distrito. Aunque los centros de las ciudades siempre tendrán algo de caos, el de Bogotá ha ido perdiendo el encanto que era caminar en el centro hace no tantos años. La estrategia de ‘100 días por Bogotá’ es una iniciativa muy positiva para una ciudad que necesita medidas inmediatas que no dan espera, como también es una oportunidad para que Galán muestre resultados a corto tiempo. Aunque todo está por verse, hay que desearles muchos éxitos al nuevo equipo de la Alcaldía de Bogotá, que a priori tiene lo que se necesita para empezar: ganas de hacerlo posible.
@tatidangond