La reforma tributaria es una necesidad apremiante que enfrenta el país, sin embargo, el discurso que el presidente y sus cercanos están utilizando para defenderla puede ser lesivo para el desarrollo de Colombia tanto desde una perspectiva social como económica. La falsa idea de que toda persona que gana más de 10.000.000 de pesos es rica, es una falacia que tergiversa la interpretación de los indicadores económicos y sociales de Colombia y que se alimenta del discurso sesentero de la lucha de clases. Una persona rica o que acuña una riqueza es aquella que tiene una abundancia de ingresos o de bienes, algo que ese 3% de la ciudadanía que gana 10.000.000 o más no necesariamente cumple.

Ahora, es innegable la situación de desigualdad que vive el país, un hecho que no se da porque quienes ganen más de 10.000.000 sean verdaderamente “ricos” sino por las cifras de pobreza y desempleo que agobian a esta nación. Dicho esto, dentro de las bases constitucionales de nuestro régimen tributario el cual se centra en que los impuestos deben ser progresivos, es lógico y normal que quienes tengan más ingresos paguen porcentualmente más que los que ganan menos; lo que de ninguna forma se traduce en que ese 3% de colombianos al que se hace mención recurrentemente sean una especie de millonarios que por gracia del destino tienen ese salario. Lo cierto, para un número de casos considerable, es que, en una economía en vía de desarrollo como la colombiana, una persona que gane ese salario en el sector privado ha tenido que desarrollar un esfuerzo considerable para que ello fuera posible. Todo ello sin contar los créditos costosos que muchos han tenido que asumir para acceder a una educación superior de calidad, o los miles de avatares que han tenido que enfrentar para ganar un buen salario.

Está claro que una de las prioridades de este gobierno es la aprobación de una reforma tributaria que aumente el recaudo y con ello la posibilidad de financiar muchos proyectos sociales y de inversión que fueron el centro de la campaña de Gustavo Petro; programas que sin duda son de suma relevancia para el país. Ahora, el gobierno de Petro en sus primeros días goza de una popularidad que hace que esta reforma sea aprobada sin tener que enfrentar el estallido social que provocó el proyecto de reforma de Carrasquilla, por lo que no es necesario tener que insertar esas ideas regresivas en una conversación social que debería basarse en la progresividad tributaria, la idea de un país desarrollado y no en una idea que solo genera mayor división social a la que ya se vive. Este país tiene que ser más igualitario, garantizar un mayor y más fácil acceso a la educación y al empleo, esto no se logrará haciendo afirmaciones sociales falsas, sino construyendo un país donde todos contribuyan desde las perspectivas y realidades económicas.

@tatidangond