Viajar en avión por Colombia se ha convertido en una verdadera odisea, desde vuelos atrasados hasta tiquetes que no tienen forma de ser modificados; todo esto se traduce en una inmensa frustración para el usuario dejado a merced de la arbitrariedad de las aerolíneas. Desde que Avianca dejó de ser una aerolínea seria, reconocida y, sobre todo, cómoda, la experiencia de viaje en el país quedó reducida a un número limitado de empresas que ofrecen tiquetes a “bajo costo” sin garantías de absolutamente nada cuando se compra una tarifa económica. Las comillas en el “bajo costo” tienen una razón obvia, pues la compra de un vuelo nacional en tarifa económica en Avianca, puede costar lo que a ellos mejor les plazca, sin ningún criterio de costo-beneficio; puedes llegar a pagar $800.000 pesos por un vuelo nacional, pero si por alguna razón no puedes viajar en la fecha establecida tu dinero se perdió porque la tarifa más “barata” no acepta cambios.
La respuesta de Avianca es que si quieres un tiquete que te permita, por lo menos pagar una penalidad para cambios, compra la tarifa más cara que, en muchos casos, puede llegar a costar para un vuelo nacional lo que vale un tiquete Buenos Aires-Bogotá ida y vuelta. Como quien dice, si no tienes dinero suficiente para viajar como un rey, eso no es culpa de Avianca, usted verá como se las arregla.
Lo peor de todo es que a los colombianos no se les habla claro sobre la verdadera oferta de Avianca, pues de un momento a otro pasó de ser una aerolínea donde por la compra de un tiquete nacional podías llevar una maleta por bodega o pagar una penalidad por cambios en el itinerario, a una donde te sacan hasta el último peso para ubicarte en una mejor silla. Con esa falsa idea de que Avianca es mejor que Latam o Viva, cientos de colombianos pagan tarifas más costosas para viajar en Avianca pero reciben un servicio peor que el de la competencia que tiene mejores precios.
Entre algunas de las realidades de tener que someterse al martirio de viajar con Avianca están las siguientes: imposibilidad de modificar vuelos so pena de perder el dinero pagado por un tiquete, dificultad para comunicarse con un asesor a través de su call center – pueden pasar semanas sin que sea posible hablar con alguien de Avianca-, atrasos injustificados de vuelos, entre muchos otros que no alcanzaría a enumerar en esta columna.
La impotencia de los viajeros frente a Avianca no es injustificada, tiene asidero en una pésima atención al cliente, una insatisfacción frente a sus servicios que no corresponde a sus costos. La sensación generalizada frente a Avianca es que ante la notable indefensión a la que están sujetos los usuarios de esta aerolínea, ellos pueden hacer lo que mejor les venga sin ninguna consecuencia legal o de cualquier índole. Frente a las aerolíneas estamos viviendo una realidad distorsionada de lo que significa la economía del libre mercado, la cual no consiste en exprimir al usuario hasta la última gota, sino brindarle un buen servicio, uno que por lo menos corresponda a lo que está pagando.
@tatidangond