En muchos escenarios hemos oído hablar de las atrocidades a las que eran sometidas por sus compañeros centenares de guerrilleras de las Farc, muchas de ellas menores de edad. Pero una cosa es suponerlas y otra muy distinta escucharlas de viva voz de las víctimas.
Sara Morales tiene hoy 32 años y cuando tenía 11 fue “reclutada” por esa guerrilla, actualmente pacificada, según el gobierno de Juan Manuel Santos. Desde el momento mismo de su secuestro, que no es reclutamiento, Morales empezó a ser abusada sexualmente por guerrilleros al mando de Pastor Alape, uno de los miembros del secretariado de las Farc y quien durante muchos años fue el cabecilla de esa banda terrorista en el Magdalena Medio.
“Aparte de que (los guerrilleros) te roban de tu familia, te llevan a vivir una vida que tú no eliges, te ponen un arma en la mano, te ponen una muñeca por un arma y un parque por un campo de batalla (…), te violentan sexualmente”, relató Morales el lunes pasado al telediario Noticias RCN.
El testimonio de la mujer fue dramático. Dijo que en muchas de las violaciones de las que fue víctima hubo varios guerrilleros al tiempo, que aún no ha podido borrar de su mente los vejámenes a los que fue sometida, que pudo haber sido abusada hasta 50 veces entre los 11 y 22 años, que tuvo dos hijos producto de esas violaciones y que en cierta oportunidad puso al tanto a Alape de lo que le estaba sucediendo, pero que este “solucionó” el problema de una particular manera: la puso a bailar en público con uno de los guerrilleros abusadores para que entre las filas rebeldes no quedara la sensación de que había divisiones y, por tanto, que todo había quedado en el perdón y el olvido.
Pues bien, estas son las joyas que se tomaron el país. Esos, los violadores de Morales, son los mismos que tendrán curules en el Congreso, los mismos con que Santos negoció durante más de cuatro años en Cuba. ¡Felicitaciones por la hazaña, señor Premio Nobel de Paz!
Y que no nos vengan ahora con el cuento de que fue mejor haber negociado (¿o capitulado?) para que cosas como las que le pasaron a Morales no vuelvan a ocurrir jamás. Es que no pueden volver a suceder. Lo que hay que hacer es llevar a prisión a los violadores, con el alcahuete comandante incluido, y hacerles caer todo el peso de la ley.
Ya me imagino a los gobiernos de muchos países europeos, que siempre estuvieron de acuerdo con las negociaciones entre Santos y las Farc, perdonando este tipo de delitos atroces. Cualquier gobernante del Viejo Continente que intente hacerlo tendría que renunciar en el acto porque la sociedad no se lo perdonaría nunca.
Por eso enhorabuena la idea del periodista Herbin Hoyos, quien ha dicho que está documentando los casos de cantidad de mujeres que fueron violadas durante su paso por las Farc para llevarlos a la Corte Penal Internacional. Ya ese tribunal, en cantidad de oportunidades, ha expresado su preocupación por la alta dosis de impunidad con que se selló el proceso de paz colombiano.
@cancinoabog