Estamos a escasos días de conocer el próximo presidente y vicepresidente de Colombia, cuyas elecciones se adelantarán el 29 de mayo y en caso de una segunda vuelta, las personas deberán asistir a las urnas nuevamente el 19 de junio, pero la pregunta que nos ronda es ¿seremos capaces de derrotar la abstención? Espero que así sea.
En el país existe una tendencia clara a no participar en las elecciones, siendo más evidente en las legislativas que en las presidenciales. En el primer caso, la abstención en las últimas tres elecciones ronda el 54.5%, mientras que en presidenciales esta es del 51.9%, sin embargo, hay que resaltar que en las elecciones presidenciales de 2018 esta cifra se redujo a un 47%.
Analizando esta información junto con estudios de opinión pública, podríamos establecer que existe una crisis de confianza en los partidos políticos y que los colombianos seguimos creyendo más en proyectos de tipo personalistas que en procesos colectivos, lo que explica también los resultados electorales del Centro Democrático en 2018 y del Pacto Histórico en 2022.
En este orden de ideas, vale la pena resaltar que, a pesar de que las elecciones de 2018 nos mostraban una tendencia a un aumento en la participación electoral, las elecciones legislativas de 2022 tuvieron una disminución en la participación de 2 puntos porcentuales.
Los colombianos enfrentaremos en las próximas elecciones presidenciales dos candidaturas fuertes y otras que intentan abrirse paso con muy poco éxito hasta el momento, este panorama de polarización electoral puede ser determinante para que las personas tomen partido y asistan a las urnas el próximo 29 de mayo.
Así las cosas, los colombianos podrán elegir entre unas candidaturas que se presentan como alternativa al gobierno de Iván Duque, pues todos los candidatos muestran en mayor o menor medida un cambio de rumbo en la dirección del país.lo anterior provocará que los colombianos puedan dar votos de confianza y elegir un proyecto de corte más continuista, o un voto sancionatorio o de castigo al gobierno que ha dirigido el país en los últimos 4 años y elija un plan más renovador.
Incluso, habrá algunos que se movilizarán por miedo a alguno de los dos proyectos más fuertes y busquen terceras opciones o incluso saldrán a votar en blanco.
Votar es importante, este derecho es un pilar fundamental que sostiene el funcionamiento de la democracia. En este sentido, no deberíamos dejar que la decisión la tomen únicamente otras personas. Si votamos será mucho más factible que el proyecto político que queremos para el país gane legitimidad y deba ser tenido en cuenta, independientemente de que gane nuestro candidato o no.
Lo sucedido en las elecciones legislativas en cuanto al mal conteo de sufragios, demuestra la importancia de votar masivamente: si en Colombia solo votan 100 personas y hay una equivocación durante el preconteo en 30 de ellos, quiere decir que el 30% son votos mal contados. Pero si la votación es de 1.000 personas, estaríamos hablando únicamente del 3%, entonces si alguien quiere cometer cualquier tipo de irregularidad electoral la tarea le será más compleja y tendrá menos impacto en el resultado final si todos salimos a ejercer nuestro derecho en las urnas.
De acudir a las urnas depende que, los votos comprados pesen menos, el error consciente e inconsciente de los jurados pese menos y, además, votando masivamente, logramos legitimidad y fortalecemos nuestra democracia.
Debemos tomar conciencia de que el voto, más que algo que ocurre cada cuatro años es un derecho, una manifestación de que tenemos una democracia imperfecta, costosa, por momentos poco funcional, pero es mejor tenerla que sufrir la ausencia de la misma. Debemos tomar partido en las decisiones del Estado y la forma más inmediata de hacerla es ejercer el derecho al voto.
*Docente de la Universidad Tecnológica de Bolívar, politólogo, magíster en Estudios Internacionales de la Universidad de Los Antes y fue vocero y coordinador de la Misión de Observación electoral MOE en Cartagena por más de cinco años.