Algunos políticos presentan tal “paridad” como si la mujer fuera a ser dignificada por la benevolencia de los partidos políticos, cuando la verdad es que los movimientos y partidos, necesitan ser dignificados precisamente por la participación efectiva de la mujer en la actividad política.
Es claro entonces que, la mujer no necesita ser dignificada por una política corroída por la corrupción, porque es ella (la mujer) quien indiscutiblemente dignifica la política con transparencia y con su sola presencia.
Conforme al estudio realizado por ONU Mujeres y la Registraduría Nacional del Estado Civil: “El camino hacia la paridad en el Congreso Colombiano: La representación política de las mujeres después de las elecciones de 2018.”, concluye que:
El derecho de las mujeres a participar políticamente no debe limitarse al voto, derecho que fue conquistado en Colombia hace 60 años. Involucra también el derecho a participar, ser electas y a intervenir libres de discriminación y violencia en todos los espacios donde se deliberan y deciden los asuntos públicos, desde los gobiernos locales, el nacional y el Congreso, así como en el Poder Judicial, en los organismos autónomos, en los partidos políticos, en las organizaciones civiles, sociales y sindicales, en la academia y en las empresas.
Los resultados de la participación de las mujeres en la conformación del Congreso 2018 – 2022 muestran que alcanzar una representación paritaria de hombres y mujeres en las corporaciones públicas y demás cargos de elección popular sigue siendo un desafío para el Estado Colombiano. Después de dos periodos electorales en los que se presentó un aumento de la representación femenina, las elecciones al Congreso del 2018 muestran un estancamiento en la elección de mujeres al organismo legislativo. Entre las elecciones 2006 y las de 2010, la participación de las mujeres en el Congreso aumentó en 3,5 puntos porcentuales (pp), pasando de un 10,4% a un 14,2%. Entre 2010 y 2014 esta participación aumentó aproximadamente en 7 (pp) en representación parlamentaria, saltando de un 14,2% a un 20,9% en 2014. Este último porcentaje de participación es el más alto al que han llegado las mujeres en la historia de Colombia y contrasta con un descenso de más de un punto porcentual a 19.7% reportado para el 2018, con lo cual el país pospone la aspiración mínima del 30% de participación y aún más, la meta de la paridad que para el 2030 plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el mundo.
Entre 1994 y 2018, Colombia presentó un aumento de 10 (pp) en la participación femenina, lo que resultó en el mayor incremento después que se estableciera la cuota mínima del 30% en la ley 1475 de 2011, que alcanzó en 2014 la mayor presencia de mujeres en el ámbito legislativo, el resultado más alto en la historia de Colombia el camino hacia la paridad en el congreso colombiano de participación de la mujer en el Congreso y, en términos porcentuales, el aumento más importante entre un período y otro. Sin embargo, los resultados recientes evidencian la necesidad de promover un proceso más sostenido de aumento en la participación que haga factible la paridad en el menor tiempo posible.
Las anteriores cifras son muestra fehaciente de la lucha valiente de la mujer colombiana por materializar sus derechos, logrando conquistar algunos a fuerza paulatinamente a través de largos años de batalla. En todo caso no se trata del reconocimiento a la mujer por parte de nuestra sociedad machista ni mucho menos de actos generosos de su clase política para con ella.
Entonces, ante la pésima imagen de la clase política en nuestro país, le corresponde a la mujer, con su participación en política, devolverle la dignidad a la actividad política en Colombia.
En particular porque el Congreso de República históricamente ha estado punteando entre las instituciones percibidas por el pueblo colombiano, como una de las más corruptas, menos eficientes, legisladora de sus propios intereses, y defensora de los gremios económicos a quienes representan, siempre legislando de espaldas a las necesidades más sentidas de la nación.
La coyuntura invita de cara a las elecciones del Congreso y Presidencia 2022, a que la mujer juegue el papel más transcendental en la historia reciente del país, se empodere del proceso político eleccionario que se avecina, para conquistar curules mayoritariamente en el Senado de la República y en la Cámara de Representantes e inclusive haga su mejor lucha por obtener la Presidencia de la República, los colombianos se lo agradeceremos porque las mujeres dignifican la política.