
Nuestra indignación
Debido al reposo que me impuso una convalecencia reciente, decidí ver algunos capítulos de la serie de televisión que ha consolidado la carrera de Sofía Vergara, y cuya actuación ha motivado tantas manifestaciones de orgullo regional. Modern Family es una comedia ligera, sin pretensión distinta a la de ofrecer un rato de trivialidad y relajación, con actuaciones impecables e historias entretenidas, que demuestran la genialidad que con el paso de los años han alcanzado este tipo de programas en los Estados Unidos. Sin embargo, luego de disfrutar varios episodios, me causó mucha curiosidad observar el manejo que le dan a la imagen de Colombia en la serie, no porque me parezca algo especialmente malo, sino por el escaso comentario que ha suscitado entre nosotros, a veces tan desmesurados en las reacciones.
A decir verdad, Colombia no sale muy bien librada. Las referencias que se hacen sobre nuestro país están llenas de estereotipos (no infundados): violencia, mafiosos, malas condiciones de vida, carencias básicas, ignorancia, pobreza, es decir, una caricatura de nuestra realidad. De hecho el personaje que encarna la actriz barranquillera es, en sí mismo, un cliché: una colombiana imprudente e impulsiva, voluptuosa, bonita y llamativa, que logra casarse con un gringo adinerado mucho mayor que ella, y que la pone a vivir llena de comodidades y lujos. Personalmente nada de esto me parece negativo, siempre he creído que este tipo de burla es inofensiva y que la vida misma no debe tomarse con excesiva seriedad; reírse nunca ha hecho mayor daño. Me sorprende, eso sí, que aquí no hayamos amenazado seriamente con boicotear la serie o enviar notas de protesta.
Supongo que tiene que ver con que la actriz que encarna el personaje es colombiana y exitosa. Si la actriz fuese de cualquier otro país, sospecho que ya habríamos armado escándalo y habríamos salido a defender la dignidad nacional, o alguna cosa parecida. La casi inexistente reacción ante el contenido de Modern Family pone en evidencia que nuestras indignaciones, las pasadas o las que vengan, derivadas de la representación o burla de Colombia en trabajos de ficción, son absurdas, inútiles y más bien vergonzosas.
Nos hemos exaltado por cosas menores. Recuerdo la imagen que representaba a dos futbolistas utilizando una demarcación de una cancha de fútbol como una línea de cocaína, o la parodia que una actriz chilena hizo de las mujeres colombianas; ambos casos motivaron amenazas y bestialidades desproporcionadas. Sin embargo, hasta ahora casi nadie se ha metido con Sofía Vergara o con la serie, menos mal.
Quisiera creer que ya los colombianos hemos aprendido a burlarnos de nosotros mismos, y que nuestra indignación se va a reservar para eventos realmente importantes. Espero que esto no sea algo circunstancial, solo lo podremos constatar cuando alguien vuelva a burlarse de nosotros.
moreno.slagter@yahoo.com - @Moreno_Slagter ¡
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