Los graves hechos sucedidos la semana anterior a nivel nacional han intentado ser tergiversados y tapados por cortinas de humo por parte del gobierno de Iván Duque.
Aquí cuatro explicaciones frente a los hechos y los actores que participaron en estas noches de caos.
Primero, hay que resaltar que lo ocurrido contra Javier Ordóñez y el caos de abuso y violencia policial no es un caso aislado o de unas manzanas podridas, sino que responden a un comportamiento sistemático por miembros de la institución, afirmación que se comprueba con el video de más de una hora y media de agresiones policiales con armas de fuego que fue enviado por la alcaldesa Claudia López al Presidente de la República y al Procurador General, lo cual demuestra que los abusos fueron masivos y sistemáticos.
Segundo, frente a estos abusos se levantó una indignación nacional que derivó en marchas y cacerolazos de tipo pacífico, una protesta legítima y completamente válida.
Tercero, así como sucedió el pasado 21 de noviembre en el paro nacional, en medio de la protesta pacífica llegaron los vándalos que suelen ser miembros de tribus urbanas como anarcos, movimientos anti imperialistas, anti fascistas etc., organizaciones que la inteligencia de la Policía tiene referenciadas y que no son nuevas, muchas de ellas llevan operando más de 15 o 20 años y siempre llegan a generar caos, violencia y disturbios; estos grupos son los responsables del vandalismo contra los CAI y los bienes públicos.
Cuarto, es cierto que el ELN tiene y ha tenido hace más de 30 años células urbanas, tan así que existe el frente de guerra urbano que posiblemente - seguimos esperando las pruebas de las autoridades- habrán hecho presencia en medio del vandalismo.
Quinto, en videos registrados por cámaras de seguridad en Bogotá y Soacha se ve cómo bandas del crimen organizado en medio del caos entraron a robar locales, cajeros electrónicos y a atracar en las calles etc.
Con este escenario es claro que tenemos 4 actores: protestantes pacíficos, tribus urbanas, disidencias con redes de apoyo del ELN y delincuencia común.
Así que en qué consiste la cortina de humo: primero, en desaparecer el concepto de la protesta pacífica y legitimar y afirmar que lo único que hubo fue vandalismo y presencia del ELN , y que todos los que estaban en las calles eran miembros de alguno de estos dos actores, lo cual es falso, pues la gran mayoría de los que salieron a las calles eran ciudadanos indignados y agotados de los abusos policiales y un porcentaje mínimo eran actores delincuenciales; segundo, como siempre la estrategia del gobierno y del Centro Democrático es estigmatizar la protesta social y a las víctimas, y así desviar la atención de los temas de fondo; tercero, no solo es la estigmatización y la cortina de humo, es la falta de empatía con las víctimas por parte del presidente, no ir al acto de perdón pero sí estar con la chaqueta de la policía apoyándolos después de semejantes imágenes es un claro mensaje de su postura frente a las violaciones a los derechos humanos. Podríamos resumir esta columna diciendo que Colombia es el país donde la estigmatización, la desinformación, las verdades a medias y las cortinas de humo son las armas que utiliza el Gobierno para estigmatizar la protesta social, desatender los justos reclamos sociales, y seguir guardando silencio cómplice frente a las violaciones de los derechos humanos.