En el mundo de los aficionados a la música, el rango dinámico se utiliza para definir la diferencia entre los niveles altos y bajos de una grabación determinada. Usualmente encontramos más agradable el sonido de una canción si tiene un amplio rango dinámico, de tal forma que se pueden apreciar las sutilezas de su interpretación, los matices que se imprimen para resaltar las emociones que se quieren transmitir, pasajes serenos o llenos de intensidad. Por el contrario, una pieza musical que durante todo el tiempo está al máximo, con un volumen constante, pierde efecto y cansa rápido.

El concepto puede ser trasladado a diversas interacciones de nuestra vida cotidiana. Conozco personas a quienes todos los acontecimientos les angustian por igual. Da lo mismo que sea una contrariedad leve o alguna noticia importante, sus reacciones son predecibles, su sufrimiento, parejo. Digamos que no saben elegir sus batallas y todo a lo que se enfrentan les parece definitivo e ineludible. Viven, por lo tanto, en una constante agonía, llenos de un grado de tensión suficiente para afectarles la salud. Se hacen daño y afectan a los demás.

Hace poco, hojeando los titulares de un periódico, vinculé esos pensamientos con algunas actuaciones del gobierno. Desde hace rato todo parece desmedido, a tope. Si se trata de las reformas, no se pretende implementar los ajustes necesarios, sino desbaratar las estructuras para empezar desde cero según su exclusiva visión de las cosas. No hay puntos medios. Si se intenta pacificar a nuestros compatriotas, una misión sumamente compleja, se les ocurre la «paz total», absoluta, con un alcance tan grande que enseguida se rompe por sus costuras. Ni hablar del presidente, a quien todos los conflictos y problemas locales (y globales) le parecen una lucha cósmica de poderes, épica, de leyenda, similares a las disputas de los dioses y los héroes del Olimpo, con sus truenos y centellas, casi con sus mismos desvaríos y excentricidades.

Continuando con el símil musical, a este país le vendría bien ampliar su rango dinámico, tanto a quienes están de turno gobernando, como a sus ciudadanos. No todo se puede hacer al mismo tiempo y no todo debe importarnos por igual. Hay prioridades, escalas, proporción, y no es comparable la bomba en la esquina, con la que explota a diez mil kilómetros. La grabación, por ahora, no suena muy bien y está empezando a cansar. Ojalá le bajemos a los decibeles y ecualicemos los canales, porque después de tanto abuso con el volumen vienen problemas con la distorsión, y esos, a veces, ya no se pueden arreglar.

moreno.slagter@yahoo.com