Luego de una larga y penosa historia durante la cual la distribución de energía eléctrica en la Costa llegó a su máximo nivel de crisis, se abre por fin un horizonte prometedor con la llegada de los dos nuevos operadores.

A ambos -el Consorcio Energía de la Costa en el bloque Caribe Sol; y EPM en Caribe Mar- les asiste unos enormes desafíos, pero confiamos en que a medida que avancen las inversiones -cerca de 10 billones de pesos en los próximos 10 años- y que todo se vaya dando en un clima de confianza y buenos resultados, los problemas quedarán en el pasado.

El primer gran desafío de la nueva operación es el mejoramiento de la calidad, expresado en la continuidad del servicio y en la respuesta rápida y eficiente ante las fallas

En ambos aspectos, los indicadores que deja Electricaribe no son los mejores: en promedio, fueron 104,8 interrupciones anuales por usuario, y 108,2 horas de duración al año también por cada usuario. Dada la comprobada experiencia de los socios de ambos operadores, es grande la esperanza de que en nuestro territorio eso, por fortuna, cambiará. Que en nuestro bloque Caribe Sol – hoy ‘Aire’-, esté de socia Energía de Pereira es una señal muy positiva, pues sus indicadores van siempre en mejoría.

Un segundo gran desafío es la reducción de las pérdidas técnicas, que Electricaribe deja en un 35 por ciento. Bajarlas a razón de unos o dos puntos porcentuales por año hasta llevarlas al 25 por ciento es el compromiso anunciado. Un logro de esa naturaleza va de la mano de las inversiones -se prevén 4,4 billones de pesos en el caso de Aire-, y de una estrategia específica de gestión de las pérdidas. Pero también es importante la construcción de confianza, factor que hemos mencionado antes, y que, a nuestro parecer, debe partir del contacto fluido con la comunidad. Esto, de paso, ayudará a que los futuros cambios de tarifa sean asumidos de la mejor manera.

Con todo esto como telón de fondo, se espera que aumente el nivel de recaudo (hoy en un 70 por ciento), a lo que debe contribuir la intervención en los sectores subnormales, y la adopción de mecanismos para contrarrestar el fraude.

En lo primero es imperativo trabajar de la mano con el Gobierno; y en lo segundo, esperamos que la percepción positiva hacia el servicio, unida a la construcción de confianza, contribuya a terminar con el equivocado imaginario de que el robo de luz es una práctica cultural de nuestra región. Cuando un servicio se presta con calidad, los clientes no tienen problemas en corresponder con sus pagos oportunos. Ahí están, en nuestro caso, los ejemplos de Triple A y Gases del Caribe.

Por lo que corresponde a nosotros como representantes del sector productivo, los nuevos operadores pueden contar con nuestro acompañamiento, apoyo y seguimiento en todo este proceso.

En los últimos años, las señales que hemos enviado al país y al mundo desde nuestro departamento y el Distrito son de crecimiento, sostenibilidad, competitividad y estímulo a la inversión nacional y extranjera. Todo esto ha sido resultado de un esfuerzo enorme, producto de la articulación entre los sectores privado y público a la que ahora se suma Aire.

Nuestras expectativas son grandes. De verdad que ya se respira un nuevo ‘Aire’ en nuestro caso, y si les va bien a los nuevos operadores, nos irá bien a todos.

*Presidente Ejecutivo Camcomercio