Endémico es el término en medicina que usamos constantemente, es aquella enfermedad que llegó para quedarse, difícil de erradicar, el ejemplo más reciente el zika, nos llegó y continúa afectando principalmente a las madres embarazadas. Pero son endémicas la tuberculosis, las enfermedades virales y las bacterianas, y hasta las gripas se pueden volver endémicas. Pero cuando el endemismo se extiende a todo el mundo se convierte en una pandemia. Por eso digo que la corrupción no solo es endémica sino una verdadera pandemia, que afecta a todos los países. Lo pude palpar al pasar unos días en países europeos, en donde la corrupción es permanentemente difundida por los medios de comunicación. Y así, no está exento ningún país. Lo que difiere son los niveles.

Colombia ocupa un ‘sitio privilegiado’ entre los primeros, pero lo peor, no ha servido ninguna respuesta para su corrección, y se extiende cada vez más llegando a afectar el preciado derecho a la salud. ¿Qué hacer si ya la tenemos establecida en nuestro medio y existe la necesidad de arrancarla y acabar con un comportamiento que hace al ser humano repudiable, y en justicia un verdadero criminal? Los entes de la justicia aparecen mezclados y hasta organismos del gobierno, las fuerzas armadas y, en general, no se salva ningún estamento. Se crean organizaciones con el fin de su desaparición, pero no parecen hacerle mella a tan grave enfermedad. Empecemos desde arriba, hagamos un acto de contrición y arrepentimiento total, pasemos una raya y digamos que empezamos a vigilar los recursos que diariamente son malversados. La educación es importante, desde la casa y el colegio. La justicia debe ser implacable y no permisiva. No podemos hacer nada en medicina ni en ninguna otra área, mezclando la corrupción entre nosotros. La lucha no es solamente del gobierno, aunque este debe ser el ejemplo.

Denunciar la corrupción es importante, pero no es lo único mientras no tengamos una formación basada en principios sanos que nos indiquen que todo acto de corrupción debe ser rechazado, de tal forma que se cree un país en donde los corruptos no tengan cabida.

Nos duele a los médicos que se pierdan tantos recursos para la salud a través de los corruptos que no parecen tener paladar para devorarlos, sabiendo que estos son necesarios para lograr una atención digna de las personas. Si el sistema es corrupto los resultados se ven claramente, y sus autores se pasean después de lograr sus cometidos. Educación, justicia y una buena selección de nuestros dirigentes serían claves.

‘Corrupción en directo’, un programa europeo dedicado permanentemente a la lucha contra la corrupción, debería ser imitado en nuestro medio, creado en cada sector, principalmente aquellos en donde los manejos de los recursos han sido dilapidados. La prensa en general –televisión y medios– debería incrementar la fuerza en la lucha contra la corrupción, mientras los que ya cometieron los crímenes se arrepienten.