De la publicación del informe de la misión de internacionalización vale la pena rescatar el debate sobre cuales son los ajustes que debemos realizar para aprovechar el nuevo entorno económico y social en el cual nos encontramos inmersos para no perder la oportunidad de insertarnos con mayor intensidad en las cadenas globales de valor.

La misión da en un punto neurálgico para explicar el estancamiento en el cierre de la brecha del ingreso per cápita, indicando el rezago tecnológico en el que nos encontramos frente a la velocidad de lo que sucede por fuera de nuestras fronteras. De ahí que la reflexión central de la misión se haya concentrado en como lograr que el país conozca y haga las cosas que el mundo sabe hacer mejor y logre adoptar y adaptarlas internamente.

Resuelve que la internacionalización colombiana debe estar sustentada al menos en: la facilitación del movimiento de los cerebros y el conocimiento tácito implícito en éstos; promoción de la conexión de empresas con tecnologías y mercados del mundo; facilitar el acceso al conocimiento incorporado a los bienes y servicios y “aprender comerciando”, y el fortalecimiento del ecosistema que facilita la adopción y adaptación de tecnologías.

En el primer punto plantea la necesidad de moverse en la atracción de capital humano con competencias que puedan complementar, mejorar y desarrollar el talento humano, así como reducir los obstáculos para la atracción del talento global. Por el otro lado destaca la necesidad por fortalecer los vínculos con la diáspora como mecanismo de flujo activo de tecnología, conocimiento y oportunidades, y por continuar proactivamente la eliminación de visas para visitantes y otras barreras que limiten la movilidad de nacionales en el exterior.

Entre otras de las recomendaciones que ofrece la misión para mejorar el acceso al conocimiento incorporado en los bienes y el aprender comerciando, se encuentra la implementación de una estrategia, que, de una vez por todas, evalúe la conveniencia de la medidas arancelarias y no arancelarias buscando estrictamente mantener aquellos que guarde relación con el bien común. Por el lado de la internacionalización de los servicios, la misión propone mejorar el ecosistema para aprovechar las oportunidades del comercio de servicios y el diseño de una estrategia para la promoción de oportunidades del comercio de servicios.

Sin embargo, la misión deja por fuera el entendimiento del país desde sus regiones, porque aunque los problemas se comparten, las condiciones del centro del país son muy aisladas a las experimentadas en la periferia, siendo estas últimas las llamadas a jalonar ese proceso de inserción en los mercados mundiales, luego el exclusivo involucramiento que la misión sugiere de las comisiones regionales de competitividad e innovación, las iniciativas clúster y algunos Pactos citados no son satisfactorios para planear el país con un enfoque regional, algo obligado en la implementación de políticas públicas en Colombia.

Aunque resulta destacable lo alcanzado a lo largo de este último año desde que se inició la misión, todavía queda la tarea pendiente de ejecutar el plan de acción demarcado en medio de una discusión en la cual venidos sumergidos hace 30 años y donde el diagnóstico sigue siendo el mismo, Colombia es un país con escasa participación en las cadenas globales de valor.

* Directora ejecutiva Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla