“Por los pibes de Malvinas que jamás olvidaré (...), no te lo puedo explicar porque no vas a entender (...), las finales que perdimos muchos años las lloré (...)". Este ha sido el cantico futbolero más sonado en las tribunas de Catar y seguramente en Argentina misma. Ni el que lo escribió imaginó en lo que se podía llegar a convertir. La cantan a todo pulmón en Buenos Aires, en Doha, o en cualquier esquina donde haya un fanático de Lio Messi. Se les entiende... hasta para alguien que haya nacido en otro país, es difícil no emocionarse cuando suena -y sentir algo de envidia-: "soy de la tierra de Diego y Lionel".
El culto a las meras identidades en política, es de las grandes adversidades que se debe combatir en estos tiempos. Lo ideal sería que fueran otros los argumentos los que primaran, donde la emoción no fuera reina sino la razón. Pero en el deporte no, menos en el fútbol. En la cita mundialista, si que eres de un bando o del otro. Por una copa así, cualquiera regresa primitiva e intuitivamente a su "yo" tribal. Mi tribu contra la tuya.
Es por eso que este canto se ha vuelto un himno. Porque habla de la guerra que perdieron contra Inglaterra, pero que se atrevieron a dar, porque recuerda a la Tota, progenitora de Maradona. Y es increíble ver a un equipo nacional en éxtasis al interior de un camerino cantar algo así.
Recordemos que Lio renunció entre lagrimas a su selección tras varios fracasos y la lluvia de criticas que vinieron. El actual entrenador lo convenció de volver y darse una nueva oportunidad; y allí, por fin llegó su primer titulo con la albiceleste, la Copa América que celebró más que cualquier gol en una final de UEFA.
Además fue en Brasil. Por eso, parte del callejero himno también dice: "pero en el Maracaná la final con los brazucas la volvió a ganar papá".
La historia de dónde surge la inspiración añorando a los "pibes de las Malvinas" es absolutamente identitaria pero no por eso menos hermosa. Sin armamento ni fuerzas militares suficientes, se enfrentaron a Margaret Thatcher. Perdieron y sufrieron. Sin embargo, siempre argentinos... siempre gallardos. Para la gobernante inglesa aquel momento sería un climax de popularidad (apelar a las emociones no es nada nuevo en política); hoy tantísimas décadas después, de ese recuerdo maman los jugadores para engrandecerse ante los rivales.
El Lio maradoniano del que se habla, es el que ellos siempre habían anhelado y que en Catar ha aparecido. Toda una historia llena de detalles como su "topogigo" a Van Gal, vengándose él y vengando a Riquelme. Este Messi no es el mejor ejemplo de deportividad tal vez, pero sí un excelso capitán. Contradicciones del deporte y de la vida.
Hoy enfrentan a Croacia en un duelo a muerte, en el que su hinchada cantará: "Me he vuelto a ilusionar, quiero la tercera, volver a ser campeón mundial". Ya veremos si la mística y el talento les alcanzan para derrotar a los liderados por un Luka Modric que pareciera jamás envejecer.
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