La democracia no es fácil, todo lo contrario. Y uno de los elementos que más compleja la hacen es que en todas sus formas de gobierno, es un sistema de alternativas. Les explico con plastilina, yo puedo desear con todas mis fuerzas votar por una manzana, pero si nada más están postuladas la pera y el durazno como mejor fruta; poco o nada importa que esas dos a mí no me gusten. Podría votar en blanco, pero entonces me sentiría culpable por no haber elegido al menos, la que menor desagrado me causa comer. Así es esto, y en Perú, lo están viviendo.

Keiko Fujimori es una fruta podrida de comienzo a fin. Pero el temor que causa en algunos un gobernante de izquierda ha llevado hasta a los más eruditos a apoyarla. El Nobel Mario Vargas Llosa, uno de mis autores predilectos, y libertario con férrea convicción ha salido a pedir el voto para ella. Pues la considera el mal menor. Sin embargo, a mí la delfina del innombrable me sigue pareciendo un bodrio democrático. Son ese tipo de situaciones que me cuesta digerir en la política. Racional y pragmáticamente sé que son decisiones necesarias, pero igualmente me causa estupor ver al escritor, crítico del malvado padre, buscando respaldo para su hija.

Vargas Llosa siente animadversión por la izquierda y sus candidatos, tiene derecho. Como ciudadano y como actor público. Es su posición ideológica y hay que respetarla. Pero me pregunto... ¿Vale la pena apoyar a la mismísima Keiko Fujimori con tal de que Pedro Castillo un maestro rural no se quede con el Perú? No lo sé, de verdad que me lo cuestiono y no tengo una respuesta. En su columna “Asomándose al abismo”, publicada en El País de España, el escritor expresa sus argumentos. Pero a mí me sigue pareciendo una locura. ¡Cómo puede ser el Fujimorismo un mal menor!; ¿A dónde hemos llegado?

Vargas Llosa y todos los contradictores aseguran que Castillo es un monstruo germinado por Rafael Correa y Evo Morales, y que, de llegar a la presidencia, se asentará en el poder y buscará replicar lo que sus dos maestros le han enseñado. “No haría falta mucho más para indicar que el Perú de Pedro Castillo integrará los países que, siguiendo al Gobierno de México, quieren resucitar el grupo de Puebla y romper con el grupo llamado de Lima”, señala como otra de sus grandes preocupaciones. Ambas las comparto, pero aun así, se me caería la cara de vergüenza si tuviese que salir en público a apoyar a una Fujimori.

Lamento cerrar este texto diciéndoles que no tengo respuestas para mis propias preguntas. Seguiré reflexionando al respecto, como acostumbro. Creo que además de intentar comprender el radicalismo de Mario, es este nefasto episodio para la democracia latinoamericana, un campanazo, que nos hace ver lo evidente: nos estamos quedando sin buenas opciones que aspiren al poder. Bueno… si es que alguna vez las hemos tenido.

@KathyDatos