Tenemos miedo al encierro total nuevamente. No nos imaginamos en alerta roja, sería una pesadilla volver a estar presos en nuestras casas sin siquiera salir a respirar aire fresco. En Barranquilla, hasta ahora nos hemos librado de una segunda etapa de cuarentena absoluta, y preferimos (basados en nuestras emociones) que siga siendo así. Hoy, aunque con restricciones, hemos recuperado de a poco nuestra libertad. En especial, disfrutamos de los parques como nunca lo habíamos hecho. Estos, se han vuelto punto de encuentro para muchos.

En esta columna no discutiré sobre las medidas que la Administración Distrital ha venido tomando para superar esta tercera ola que venimos enfrentando como ciudad hace días, ellos con su grupo de expertos sabrán cuáles son las instrucciones que irán siendo necesarias para protegernos. Más bien quiero exponer unas cuantas reflexiones acerca del genial fenómeno en el que se han convertido los parques como espacio para el deporte, la conversación y el tiempo en familia al aire libre.

Era marzo de 2020... Éramos unos seres libres que habíamos leído sobre pandemias solo en libros de historia, pero de repente sin previo aviso, nos vimos inmersos en una película de ciencia ficción que aún hoy, un año después no terminamos de asimilar. Yo por ejemplo, me descubrí encerrada en un aparta estudio, asomándome por semanas a una ventana, donde no se veía a nadie en las calles. Hasta el grito del señor del aguacate extrañaba uno. Pero, después de unos meses, nos regresó como una bocanada de aire fresco la libertad por momentos. A unas ciertas horas podíamos salir, y los parques, se convirtieron en el punto urbano predilecto. 12 meses después siguen siéndolo.

La salud mental de la ciudadanía se ha vuelto un tema relevante en la agenda de los gobiernos, fue tal la presión a la que nos vimos enfrentados emocional y económicamente, que desafortunadamente esto causó estragos en algunos. No es ningún secreto que una de las mejores formas para sentirse bien consigo mismo es disfrutar de espacios verdes y hacer deporte. Por eso considero tan importante, las decenas de adultos y adolescentes que con su respectivo tapaboca, juegan cuánto deporte les ofrezca dicho lugar y que los parques han podido rescatar del sedentarismo.

“¿Tú crees que nos encierren?”, con esta fatídica pregunta me desperté en varios chats al comienzo de esta semana. En primer lugar me causa gracia que mis amigos o familiares crean que tengo una respuesta. Sin embargo me hace sentirme un poco como hace un año, con ese nivel de incertidumbre. Mientras administramos esta nueva ola, me doy cuenta de lo importante que esos kilómetros de malecón y parques en buen estado se han convertido en mi vida. De las nuevas amistades que surgen cuando el deporte y la recreación son un tema en común. Este túnel, que hemos atravesado, ha dejado después de todo algunas cosas buenas…

@kathydatos