Cumplir 40 años significa superar la mitad de la propia existencia, aceptar quiénes somos, qué nos mueve, sentir la energía del amor que llega como una oportunidad para respirar el lujo de estar vivos.

Mi agradecimiento a la Revista Miércoles tiene una historia. Comienza cuando, a mis 19 años, modelaba para mi mamá.

Recuerdo que en una ocasión fui fotografiada en compañía de ‘Madame Elegance’, que en ese entonces era su propia modelo. Mi vestido era tan ajustado en la cintura que no podía respirar. Fue así como comprendí, a muy temprana edad, que apretarme no era lo mío. Tuve la certeza de que la moda no incomoda ni complica, más bien transforma aquel a quien se deja transformar.

A los 22 años creé mi primera marca ‘Amalín Sport’. Para el lanzamiento tuve la oportunidad de ser entrevistada por la Revista Miércoles y desde entonces fuimos aliadas. Juntas, hemos vestido a los lectores y lectoras compartiendo estilos, colores, raíces y alegrías a través de la versatilidad y la creatividad de nuestras propuestas a la hora de cubrir cuerpos y almas libres e independientes.

Hablar de moda en la revista siempre ha significado hablar de bienestar.

Luego, cuando ‘Amalín Sport’ se transforma en ‘Judy Hazbún’, se crece la familia y nacen las marcas ‘Haz’ y ‘¿Judy qué me pongo?’ Esta última se convirtió en una herramienta de pedagogía de moda que hoy nos tiene aquí, ejerciendo el mismo oficio de comunicar tendencias. Informar y entretener al público lector es una de las metas de la Revista Miércoles, pero también lo ha sido apoyar e impulsar talentos locales que han llegado a donde han querido y cuyo empujón recibimos desde sus muy leídas páginas.

Hoy me siento orgullosa de escribir esta columna por el cumpleaños número 40 de un espacio que llena el corazón de nostalgia, como muchas fotos que conservo en mi memoria y con palabras comparto con ustedes, queridos lectores, porque la Revista Miércoles y Judy Hazbún somos un sentimiento para toda la vida.