Este viernes comenzará la temporada 2022 de la Liga Profesional de Béisbol Colombiano. Varias cosas pasaron para que se definiera el formato y calendario del torneo.
Primero, la demora. A solo dos meses de una supuesta fecha de inicio, cuando ya otras ligas del Caribe tenían calendario, la pelota caliente colombiana no había definido ni los equipos que iban a participar. Así como lo lee.
Luego llegó la noticia de que Gigantes de Barranquilla no participará en esta campaña, aludiendo problemas para conseguir patrocinadores.
Esto, a pesar de ser negativo por ser un equipo que había mostrado solidez económica, abrió paso a algo positivo: la vuelta de Toros de Sincelejo (jugando como local en Barranquilla).
Al tiempo, se conocía del nacimiento de una novena nueva, al menos en lo profesional: Getsemaní de Cartagena. Un equipo con historia en el béisbol amateur en ‘la Heroica’.
Días después se informó que el mismo Giovanny Urshela tomaría, junto a otros empresarios, el equipo de Tigres de Cartagena. Sin duda, una excelente noticia.
Pero llegó la debacle. A solo cinco días para el comienzo del campeonato, Getsemaní se retiró manifestando problemas económicos. Repito, a solo cinco días.
Esto obligó a la organización a emplear un nuevo calendario y formato. Sí, a solo cinco días. Me pregunto, ¿cómo queda la liga en ojos de la Confederación del Caribe con todo esto?
El retiro de estos equipos, y que constantemente año a año se repita la misma situación, demuestra que apostarle al béisbol en Colombia es cada vez más difícil.
De igual manera, campaña tras campaña periodistas y aficionados se enteran de los rosters de los equipos días antes, inclusive, en algunos casos, horas antes de que inicie todo.
Hay razones para esto. La liga colombiana no pertenece aún de manera oficial a la Confederación y eso hace que las novenas tengan que esperar a que los peloteros extranjeros no firmen con los equipos de República Dominicana o Venezuela para poder traerlos.
Incluso, venezolanos o dominicanos que estén firmados y jugando en Colombia pudieran irse a otras ligas del Caribe si los equipos en sus países de origen lo solicitan sin que en Colombia puedan hacer nada.
Así de complicado es hacer béisbol en Colombia. Ni hablar de los mismos periodistas y allegados a la pelota de otras ciudades que parece que estuvieran en contra del desarrollo de esta disciplina solo porque es en Barranquilla donde se organiza todo. Pero eso es otro tema.
No obstante, estaremos apoyando el béisbol, yendo al estadio, escribiendo e informando. Es nuestro béisbol, es nuestra pelota, hay que apoyarla incondicionalmente, a pesar de todo…