Todos los días somos acosados por guerras, homicidios, divisiones políticas, pandemia, cambio climático, incertidumbre económica, noticias que remueven nuestras emociones.
Las noticias nos hacen sentir ansiedad, tristeza, enojo, y si te interesa el mundo, nos cuesta mantener un equilibrio emocional.
Manejar las noticias es, en cierta medida, controlar el mundo, y eso lo tienen claro los hombres más ricos del planeta, que han comprado casi todos los medios de comunicación. Sin embargo, desde la teoría funcionalista, los medios que transmiten noticias cumplen con la importante función de preservar la democracia, manteniendo a la población informada; aunque los teóricos del conflicto señalan que las noticias que se publican sirven para ocultar lo que verdaderamente sucede.
Hace algunos años, Luis Alberto Rebolledo (qepd) y yo fuimos encargados por la institución donde trabajo de la creación del mejor programa de comunicación social del país. Reunidos durante más de dos años con expertos de diversas partes del mundo, pude darme cuenta de lo compleja e importante que es esta hermosa profesión.
Durante una reunión de expertos, dentro de mi ignorancia, pregunté: ¿Qué es una noticia? Uno de los expertos me dijo: “Si un perro muerde a una persona no es noticia, pero si una persona muerde a un perro, es noticia”, haciendo énfasis en lo novedoso.
Otra definición de noticia es: “cuando alguien publica algo que alguno no desea que se publique”; el resto, cuando se publica lo que hace el gobernante, la empresa, la universidad, eso no es noticia, eso es relaciones públicas.
Los sociólogos Golding y Elliott señalan que “las malas noticias son buenas noticias”, especialmente aquellas que registran los peligros potenciales para las personas o el orden social.
A los humanos nos encantan los relatos, pero las noticias más complejas son las que usan las narrativas que tienen como componente central el drama de las personas; el relato debe producir alegría, dolor, miedo, sorpresa: debe hacernos sentir emociones.
El director consejero de EL HERALDO, Juan B. Fernández, insistía en la importancia que tenía la noticia, que debía ser “reciente y próxima”; es decir, la noticia siempre debía estar conectada a los intereses de las personas de la localidad, así se estuviera hablando de algo que ocurrió en Rusia.
También siempre han sido de interés las noticias de la vida privada de las personalidades, especialmente de aquellas que trabajan en la industria del entretenimiento. Es tanto lo que publican de ellas que yo creo que estoy más informado de lo que hace Epa Colombia, o la señora Valdiri, o la señorita Merlano, que lo que hacen mis hijos.
Por último, sobre las noticias falsas, creo que en nosotros también hay cierta falsedad, porque nos gusta leer o escuchar noticias que concuerdan con nuestras creencias y valores. Si usted es partidario de los carismáticos líderes Gustavo Petro o Álvaro Uribe, seguro que creerá todo lo que informan sus aduladores, y negará todas las noticias de sus detractores. Aunque parezca falsedad, nos gusta decirnos mentiras a nosotros mismos.