River Plate superó ampliamente en el juego a Boca Juniors durante el partido de ida de la semifinal de la Copa Libertadores, aunque el resultado fue benigno con el equipo boquense (0 a 2) y, quizá, ese dato numérico sea el argumento más potente para espolear el ánimo de sus hinchas, técnico y jugadores en la misión de remontar el marcador en su casa, la Bombonera.
Amén de lo que pueda aportar sicológicamente en contra de River el ambiente siempre intimidante, muchas veces agresivo y belicoso de los hinchas en ese estadio. Futbolísticamente, pareciera que tiene menos razones para ilusionarse, sin embargo confía en la recuperación plena de tres o cuatro jugadores de más jerarquía que han estado lesionados.
Pero ese es un tema que tienen que abordar y resolver ellos. Lo que me anima a hacer referencia del citado partido es la muy buena expresión futbolística de River Plate. Creo que le deja, al medio sudamericano, algunos aspectos que muchos de los mejores clubes de Europa hace ya un tiempo practican.
La forma como construían las acciones con mucha calidad técnica dentro de una mayor velocidad. Una intención de juego asociado, de encadenar pases, con mucha dinámica. La intervención de todos en la circulación del balón. En posesión de la pelota y en ataques organizados, los defensas tenían la obligación de integrarse. El ataque funcional (concepto que, a partir del juego del Ajax la pasada temporada, se incorporó a la teoría táctica al lado del ya conocido ataque posicional), que, Grosso modo, es que sus jugadores pueden llegar a ocupar cualquier posición en ataque y desde allí, independientemente del lugar de partida en el diseño inicial, influir en la resolución de la jugada.
Todo esto enmarcado en el concepto de intensidad (para sostener el número de veces que repite todos sus movimientos dominantes) y de una rápida transformación de atacante a defensor cuando el rival se disponía a iniciar un ataque. Recuperación tras pérdida se le denomina. Como generalmente estaban todos en el campo de Boca y además muy cerca, casi siempre estuvieron en superioridad numérica y en poco espacio, elementos que favorecen la presión para acelerar la recuperación del balón, evitar los regresos y así permanecer en postura ofensiva. Nadie sabe si River va a clasificar a la Final, pero este equipo practicó - practica-- un juego atractivo, ágil, muy rico técnicamente, dinámico y, sobre todo, con un irreductible compromiso de todos con y sin balón. Con técnica y agresividad. Con calidad e intensidad. Para jugar y correr.