En una anterior oportunidad salí a defender el derecho que un hombre de fútbol como Iván Valenciano tiene para emitir conceptos sobre este deporte y sus actores, ahora en su tarea de opinador en medios nacionales. Pero, en esa suerte de alegato, también le recordé que tenía que hacerse responsable de las consecuencias de sus declaraciones.

En estos días, en un programa, hacían alusión a la decisión del club Flamengo de inscribir, en su camiseta, la letra de su himno como un homenaje a su historia, entonces le preguntaron a Valenciano qué le pondría él a la camiseta del Junior que simbolizara la historia del equipo barranquillero. La respuesta del más grande goleador del Junior en toda su historia, la misma que él negó, fue dura, tajante, con un indisimulable énfasis fastidioso, por decir lo menos y ser benigno en la elección del adjetivo, “no le pondría nada porque Junior no tiene historia”.

Con la intención de tener un argumento eximente defendió su aseveración diciendo que Junior no había ganado un título internacional. Está claro que en su precario silogismo si un equipo ha ganado algún torneo internacional entonces sí tiene historia. Desconoce Iván lo que significa la historia de un club, incluso más allá de los hechos estrictamente futbolísticos.

Obviamente, la gran mayoría de los hinchas junioristas se fueron lanza en ristre contra su (ex?) ídolo. Han sido varias las veces en las que Valenciano se expresa de Junior con mucha dureza verbal pero con poco bagaje conceptual. Me pregunto si aquella “inconsciencia” con la que entraba a una cancha - cualquier cancha, todas las canchas- y le importaba un seso el rival, el público, la trascendencia del partido, y convertía goles como tomarse un vaso de agua, lo sigue acompañando cuando está al frente de un micrófono.

O, tal vez, en su interior existe algún resentimiento con Junior porque él está convencido de que mereció una mejor consideración por parte de este. O, quizá, sea una estrategia mediática planificada por el medio o por él cuando se descubrió como “tendencia” cada vez que se refiere al Junior. O, a lo mejor, aún no tiene el acervo necesario para discernir y argumentar de mejor forma.

Cualquiera sea la razón, lo que está consiguiendo, aparte de la mayor atención de los medios, es el deterioro de su imagen con los hinchas y el resquebrajamiento peligroso de su pedestal. Su historia, su mejor y real historia deportiva está ligada a Junior. No a ningún medio de comunicación. En este, a mi juicio, tiene la obligación de ser lo más imparcial posible. Pero la imparcialidad no riñe con el respeto. El que me parece, esta vez, le faltó al Junior y a sus hinchas.