“Fútbol es fútbol, gol es gol”
Junior, como frente a Fluminense, volvió a jugar bien, a tener fútbol de buen nivel. Pero le volvió a faltar ratificarlo con más goles.
Vujadin Boskov fue un entrenador serbio que dirigió al Real Madrid entre 1979 y 1982, y condujo a la Sampdoria de Italia a la final de la ‘Champions’ (antes Copa de Europa) ante el Barcelona dirigido por Johan Cruyff. A este ya fallecido hombre del fútbol se le recuerda por su calidad como profesional del entrenamiento y también por muchas de sus frases alrededor de este deporte. Una de esas la quiero recordar para servirme de ella y tratar de explicar el desarrollo y desenlace final del partido del Junior frente a River Plate, el pasado miércoles, y que también sirve para el de la semana pasada ante Fluminense.
Un partido tiene una multiplicidad de acciones, en ataque y en defensa, individuales, colectivas; más organizadas, más rápidas, más técnicas y coordinadas, más atropelladas e imperfectas, que nos van permitiendo hacer una evaluación y calificación de lo que solemos llamar el trámite del juego. En ese sentido, Junior fue mejor que River durante gran parte de ese trámite, hasta cuando el equipo argentino recurrió a varios de sus titulares que no habían iniciado y a la ausencia de ‘Cariaco’ González y de su goleador Miguel Borja.
En ese periodo, Junior dominó desde la mejor y más continua posesión del balón. Desde la velocidad y técnica de sus jugadores de ataque, respaldados y permanentemente apoyados por los volantes centrales y los laterales. Y también lo superaba, con indiscutible merecimiento, en el resultado. Su pecado fue no aumentar esa diferencia en el marcador, cuando futbolísticamente gobernaba el partido.
“Fútbol es fútbol, gol es gol”. A partir del ingreso de jugadores de mejor calidad, de mayor capacidad creativa y manejo del balón en River, más la vital ausencia de los dos delanteros ya reseñados (González y Borja), que al no estar aptos desde hace un tiempo futbolistas como Teófilo Gutiérrez y Sambueza, hoy no tienen sustitutos de su nivel, perdió el control del medio y la iniciativa, sin perder la autonomía defensiva.
Hasta cuando llegó el gol de River de cabeza, casi al final del juego, desde un tiro de esquina, que no obstante hay muchos dentro del área, la mayor de las veces expone los recursos, la atención y la reacción de un defensor, ante la virtud del anotador. Esta vez, el sindicado fue Ditta. Con toda seguridad, elogiaron la astucia, el salto y el perfecto cabezazo de Díaz. Y también tienen razón.
Junior, como frente a Fluminense, volvió a jugar bien, a tener fútbol de buen nivel. Pero le volvió a faltar ratificarlo con más goles. Por eso, para escribir esta columna, me acordé del reconocido entrenador serbio: “fútbol es fútbol, gol es gol”.
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