Fruto del talento y la disciplina profesional, Santos Borré se ha transformado en un gran delantero. Aún siendo un imberbe futbolista se trasladó a Europa y se dio cuenta que le faltaba madurar, entonces regresó a Sudamérica y recaló en River Plate. La confianza y sabiduría de Marcelo Gallardo, más su calidad y compromiso, lo hicieron hoy un Borré por tres: por el número de intervenciones de un volante, el número de recuperaciones de un defensa y el número de goles de un delantero.

En la primera faceta, se convierte en una opción de pase permanente, se asocia, ayuda a la continuidad de la elaboración. En la segunda, es el más agresivo y voluntarioso iniciador de la presión en punta que suele desarrollar River. En fase defensiva, se transforma en un acosador incansable de los defensas rivales. Y en la tercera, su naturaleza primigenia, es el máximo goleador de la era Gallardo. Estadística que por sí sola ya sería suficiente, pero que él completa con sus desmarques, su técnica y su sentido de equipo.

Borré no podría ser definido con una sola gran virtud, sino por la inteligencia de saber utilizar, generalmente bien, todas en el momento que corresponde. No alardea del cabezazo de Falcao, pero es capaz de anotar por esa vía. No presume del potentísimo remate de Valenciano, pero dispara con precisión. No tiene la fuerza de Duván Zapata, pero sabe defender su territorio y ganar la posición y el espacio con potencia. No lidera con la inteligencia colectiva de Teófilo, pero tiene el suficiente espíritu afiliativo para participar con calidad y criterio en la construcción del juego colectivo.

En fin, Santos Borré es un delantero integral, no un especialista, que le aumenta las variantes ofensivas a su club por su versatilidad, porque no condiciona la idea táctica al no poseer una única habilidad sobresaliente. Si no ganó esta vez el premio mayor, que crea en la convicción del escritor Evelio Rosero cuando participa pero no gana un concurso “se equivocó el jurado. No hay que detenerse y seguir escribiendo”.

Borré, no hay que detenerse y seguir anotando goles y perseverando por ser mejor. Vale la pena. La Selección y Europa están en el horizonte.