Por fin. Esta semana se escuchó la voz oficial del Ministro del Deporte, Ernesto Lucena, confirmando que a partir del 8 de junio los equipos del fútbol profesional colombiano podrán iniciar sus entrenamientos. Individualizados y acompañados por el imprescindible protocolo, sí, pero entrenamientos en una cancha de fútbol, con la presencia del cuerpo técnico, con balones, uniformes de futbolista, en el lugar donde, otra vez, se van a sentir lo que son y más les gusta ser: futbolistas.
Una vez cumplida esta primera fase, que en palabras del Ministro espera que sea de entre dos y tres semanas, vendrá la fase en la que los equipos ya podrán ampliar el número de jugadores para hacer entrenamientos grupales y lo más parecido a la pre-competencia. Competencia que, si todo va bien, arrancaría en el mes de agosto.
Antes de este alentador periplo, los dirigentes tienen la obligación de darle operatividad al protocolo, de responder por la logística y financiación de este y de qué forma (sistema de campeonato y número de sedes) se desarrollará el torneo. Por ahora, celebro que se haya dado el primer paso. Que, cierto, no los lleva al lugar que quieren, pero los saca del lugar que estaban. De la casa a la cancha.