Juan Gabriel Vásquez escribió una obra premiada llamada “El ruido de las cosas al caer”, sobre la vida del narrador y de Ricardo Laverde, una persona que, aunque conocía poco, tuvo la capacidad de poner su vida en constante cambio (sufre un atentado, pierde su matrimonio, modifica su cotidianidad), mientras se va viniendo abajo, siempre más duro y estrepitoso.

Bogotá está en cuarentena por zonas, con desorden ciudadano como en otras regiones. En Antioquia, departamento que en las últimas décadas se ha caracterizado por su organización y calma, está entrando en periodos difíciles, tanto que en días pasados el alcalde de Medellín comunicó al país que se había contagiado de COVID-19 y muy recientemente el gobernador (e) informó que estaba hospitalizado por la misma enfermedad. El área del Valle de Aburrá y sus diez municipios entrarán en cuarentena estricta. Esta región es en donde se presenta la mayor cantidad de contagios de COVID-19, hecho que ha conmocionado a Antioquia, a Colombia y al mundo entero.

De tal suerte que ya las cosas están haciendo mucho ruido al caer: cae el autocuidado, cae la prevención, cae el lavado de manos, cae el aislamiento social y eso suena, suena duro con consecuencias que llevan al presidente Duque a ampliar el periodo de aislamiento hasta el 30 de agosto, a aumentar las cuarentenas en el país.

Las UCI están, como si fuera un chiste flojo, en cuidados intensivos por su ocupación y capacidad de respuesta, en otras palabras, ya el ruido es poco, ya vamos #DeCuloPalEstanco.

Sin embargo, Colombia es Colombia, y hemos salido de peores situaciones: cuando vino la patria boba caímos, pero nos levantamos con más fuerza para ser república y democracia. Esto mismo pasó después de perder Panamá, de la guerra de los mil días, de la guerra partidista, de las guerrillas, del paramilitarismo, hemos podido avanzar, con problemas, críticas y crisis, pero avanzar.

Cada cosa que cae y hace ruido, cada vez que vamos #DeCuloPalEstanco, nos levantamos con igual ruido, reconstruimos, creamos, reinventamos, no obstante, no cerramos los temas y los dejamos abiertos.

Los paramilitares mutaron en bandas criminales y siguen al acecho; a las narcoguerrilleras se les regaló un acuerdo de paz y siguen vivas; las disidencias y los que entraron a la legalidad desconocen sus crímenes graves, pero ahora con la cara lavada y desde posiciones de poder en el Congreso.

La COVID-19 se controló, pero igual que lo anterior nos confiamos y esa algarabía de sanar, de mejorar, vuelve y hace ruido al caer, vuelve y nos manda #DeCuloPalEstanco.

Espero que después de esta crisis tan dura, que ha lanzado mensajes de solidaridad y empatía, los colombianos aprendamos a escuchar los ruidos, a tratar de evitar catástrofes y algarabías desaforadas y sin control.

Espero que podamos defender la vida de líderes sociales, evitar pensar que Cuba o Venezuela son zonas neutrales o que se debe permitir a los guerrilleros participar en política antes de responder por sus delitos, decir la verdad y reparar. Que podamos mejorar el sistema de salud de manera definitiva y no con paños de agua, elevar a los médicos a la categoría que merecen, proteger y mejorar todo el sistema de salud.

Este gobierno en momentos difíciles demostró su talante y ha manejado la pandemia con altura y dedicación, es el momento de enrutar al país hacia un futuro mejor en todos los aspectos, es momento de evitar que las cosas se caigan con estruendo y luego que suban con euforia, pero sin solución definitiva.

En conclusión, es hora de que entre todos eliminemos los virus que afectan al país, rodear al gobierno, apoyarlo y así evitar que nos vayamos #DeCuloPalEstanco.