Con la numerosa participación del voto en blanco en las urnas del domingo pasado muchas regiones del país mostraron su inconformismo en una sociedad de flojo comportamiento electoral. Mr. White obtuvo el segundo lugar en Barranquilla y Bolívar y el tercero en Cartagena y Atlántico. En el ranking general de este tipo de opción nos ganaron –si se puede decir así- municipios del interior del país.
Ojo, esta opción electoral no demerita a quien haya obtenido el primer lugar en los comicios, pero sirve para abrir las entendederas de los candidatos y sus apoyos políticos. Es una alarma, una democrática expresión de inconformidad del elector con los aspirantes a los cargos en competencia. Tiene, como se sabe, consecuencias políticas como obligar a la repetición de las elecciones, eso sí, con nuevos candidatos.
Solo para recordarle a los lectores, en el Cesar, en 2003, el voto en blanco casi le gana en Valledupar al entonces candidato único a la gobernación Hernando Molina Araujo. En la capital mundial del vallenato había una fuerte ola de rechazo a su nombre por el rudo apoyo con el que contaba en ese momento y la gente así lo manifestó.
En este 2019 esa expresión de participación, la cual es al mismo tiempo de rechazo, tomó un inusitado protagonismo, lo que debe poner en alerta a quienes participan activamente de la cosa política.
Que se sepa, solo en Cartagena tuvo una promotora activa luego de renunciar a su candidatura a la alcaldía. Fue la aguerrida Adelina Covo, quien lo impulsó pero no lo inscribió como tal. Si lo hubiese hecho, en este momento podrían estar haciendo las cuentas de la reposición de votos, una suma nada despreciable para futuros proyectos políticos. Al empuje de Adelina hay que sumarle, y en abundancia, el desgano del voto de opinión en Cartagena tras los descalabros y escándalos de sus últimos burgomaestres elegidos popularmente y apoyados por políticos impopulares.
La mayor votación en blanco lo tuvo Santa Catalina en el departamento de Bolívar, con 27,40%. Este año el incremento de ese tipo de decisiones electorales en Colombia fue de 3,26% en el caso de gobernaciones y de 1,29% en alcaldías. En Barranquilla fue segundo con 79.852 votos que equivalen a 16,2%. En Medellín 81.603 votos, 10,37%; en Cali, 75.005, 9,54%; Bucaramanga, 16.561, 5,64%; y Bogotá, 149.110, 4,73%.
Ahora Mr. White es objeto de decenas de análisis por toda esa camarilla de consultores políticos que les hablan al oído a los gamonales de esmoquin o de abarcas tratando de entender cuál fue el mensaje enviado por el constituyente primario. Si el voto en blanco gana –y para ello se necesita la mitad más uno– se deben repetir las elecciones, lo cual tiene un alto costo para el Estado, pero al fin y al cabo es la forma más democrática de demostrar rechazo por el abanico de coquetos pretendientes a un cargo o curul, cuando se trate de corporaciones públicas. Esta es una alternativa sana, bienvenida su participación masiva. ¡Hi, Mr. White!
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