Nos encontramos en un mundo en constante transformación, en el que la creatividad y la innovación son motores que impulsan el desarrollo económico y social. La economía naranja, también conocida como economía creativa, que abarca sectores como el diseño, la moda, el cine, la música, la gastronomía y muchas otras expresiones culturales, ha emergido como un actor fundamental en la generación de empleo, la atracción de inversiones y la promoción de la identidad cultural de un país.

En Colombia, es momento de reconocer y potenciar el impacto positivo que la economía creativa puede tener en nuestro panorama. Un subconjunto de la economía creativa son las industrias culturales, que incluyen agrupaciones musicales, teatro, danza, producciones visuales y audiovisuales, producciones artesanales, espectáculos y más. Otras industrias, como la bibliográfica, la discográfica y la producción de juegos interactivos, también son importantes pero a veces pasan desapercibidas debido a su ubicación en sectores formales.

Según el más reciente informe del DANE, el empleo en las áreas de actividades económicas de la Economía Cultural y Creativa en Colombia creció significativamente en 2022. Artes y Patrimonio incrementaron un 22,7%, Creaciones Funcionales un 16,3% e Industrias Culturales un 12,9%, lo que refleja la importancia de este sector en la generación de oportunidades laborales.

Para impulsar aún más la economía creativa en el país, las instituciones educativas tienen un papel determinante. Formar profesionales capacitados y fomentar la investigación son pasos esenciales para garantizar un crecimiento sostenible y vibrante en este sector. Colombia posee un rico talento y diversidad cultural, una base sólida para impulsar la economía creativa, pero se deben superar barreras como la falta de apoyo gubernamental y financiero.

La inversión en proyectos culturales y creativos no solo contribuye al desarrollo artístico, sino que también genera empleo, atrae turismo y fortalece la imagen del país en el extranjero. Es vital que las autoridades reconozcan el valor estratégico de estos sectores y establezcan políticas y programas que fomenten su crecimiento.

La colaboración entre el sector privado, el gobierno y la academia es fundamental para impulsar la economía creativa. Las alianzas estratégicas pueden proporcionar financiamiento, mentoría y redes de contacto, potenciando así el desarrollo de emprendimientos culturales y creativos.

Asimismo, la formación y capacitación deben adaptarse a las demandas cambiantes del mercado, integrando habilidades artísticas y empresariales para que los profesionales puedan gestionar exitosamente sus proyectos y negocios. En esta línea, el DANE reportó que los ocupados de la Economía Cultural y Creativa para el primer trimestre de 2023 presentaron un crecimiento del 23,4% al comparar con 2022, y del 4,3% para el 2022 con respecto a 2021.

Y no se puede pasar por alto una arista crucial para la economía creativa: la protección de los derechos de propiedad intelectual. Garantizar una compensación justa para los creadores promueve la innovación y la producción de contenido original. La promoción de una cultura de respeto por la propiedad intelectual contribuye a construir un ecosistema creativo más sólido y sostenible.

La economía creativa tiene el potencial de convertirse en un motor de desarrollo económico y cultural en nuestro país. Invitamos a las autoridades, al sector privado y a la sociedad en su conjunto a reconocer y apoyar la economía creativa como un componente esencial de nuestra identidad y de nuestro futuro. Juntos podemos abrir un nuevo capítulo en la historia económica de nuestro país, donde la creatividad y la innovación sean los catalizadores indiscutibles.