Insisto en lo que recomiendan las autoridades de salud serias en este mundo cuando dicen que debemos mantener la guardia arriba con respecto a todo lo que se está presentando a nivel universal con el advenimiento de epidemias que se vuelven pandemias y luego endemias, por las características mismas de los agentes que las producen.

Ahora nos toca enfrentar otra enfermedad viral producida por la Viruela del Simio, miembro de los Orthopoxvirus, que es reconocida como endémica en África y que ya empezó a extenderse a nivel mundial a partir de un primer positivo en una persona que había viajado a Nigeria; hoy hay brotes múltiples en España, Portugal, Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Suecia, Estados Unidos y Reino Unido.

Son necesarias algunas explicaciones sobre esta nueva virosis. En primer lugar, circula en huéspedes animales desconocidos, por lo que periódicamente brota como una zoonosis en seres humanos, es decir, como una enfermedad que puede transmitirse a personas. Se considera una enfermedad zoonótica aunque todavía no se conoce su reservorio en la vida silvestre, es decir, el huésped natural del virus. Enfermedad viral que puede infectar a primates no humanos, roedores y otros mamíferos. En humanos se puede transmitir por vía respiratoria, así como por contacto estrecho y prolongado entre personas; se plantea que en relaciones sexuales entre hombres.

En segundo lugar, es una enfermedad leve, mucho menos contagiosa que el Covid. Cursa con fiebre, mialgias, adenopatías inguinales, erupción en manos y cara; en algunos casos se ha presentado tos, vómitos, genitales dolorosos. Tiene un período de incubación de dos semanas en promedio.

En tercer lugar, se puede transmitir por vía respiratoria, lo que nos lleva a reconsiderar el uso del tapabocas que están prácticamente prohibiendo en cualquier sitio de la ciudad y el país. Sobre todo porque no sabemos mucho de este virus y sus posibles mutaciones, que se van a dar independiente de nuestra voluntad, porque es asunto de la naturaleza sobre el cual podríamos tener alguna alternativa en lo que tiene que ver con el control de su difusión si dejáramos de ser tan irresponsables y aceptáramos los lineamientos de las altas esferas de la salud, como la OMS que, actuando bien, regular o mal, es la entidad más prestigiosa que se obliga a dar la información de manera veraz y científica y en la que se debe confiar.

Mi círculo de amigos y familiares empiezan a aceptar la idea de permanecer con el tapabocas de manera indefinida ante el hecho cierto de saber que no controlamos nada en la naturaleza y que esta va un paso delante de nosotros y no se rige por parámetros políticos, administrativos o económicos.

Nacimos en un planeta perfecto con todo para gozar de larga y sana vida, pero lo convertimos en un gran depósito de nuestras basuras políticas, administrativas y económicas, con lo cual lo arrimamos a momentos críticos de los que todos somos responsables, y en el que solo quedarán los virus y animales considerados inferiores por la soberbia humana.

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