Cada vez llegan con mayor frecuencia a los consultorios de psicología o psiquiatría un número considerable de chicos y chicas que visten de una manera particular en la que el profesional que los recibe tiene una duda inicial ante la imagen que proyectan, pues al primer vistazo no se sabe si se trata de una mujer o un hombre, hay algo en su vestimenta y en su actitud general que genera dudas acerca de la definición de su rol de género, es una clara imagen de un andrógino – andrós: hombre, giné: mujer-, vale decir, aquella “persona que presenta rasgos externos que no se corresponden definidamente con los de su propio sexo”.
En la mayoría de las ocasiones los padres consultan por problemas de conducta de sus hijos e hijas, comportamientos como cambio general de sus hábitos, rebeldía, lucha por el poder en casa al tratar de imponer su voluntad, algunos se cortan los brazos, los chicos se dejan crecer el cabello y se peinan de una forma ambigua que deja la duda, las chicas se cortan el cabello de una forma que pareciera imitar el corte masculino, en muchos casos este es el motivo de la consulta; una gran mayoría son llevados porque se sienten deprimidos al no permitírseles que se vistan de una cierta forma que incomoda a los padres porque les genera confusión, vestimenta que tampoco permite definir el género.
Ante la duda por la imagen que proyecta el consultante, recurro a la máxima que me enseñaron en medicina, “piensa mal y diagnosticarás bien”, y voy directo al grano en la anamnesis y les pregunto por su definición de género y mencionó la palabra “Elle”, pronombre personal que en español se refiere a la tercera persona pero sin identificar género gramatical, a diferencia de los pronombres conocidos. Para estos chicos que no saben ubicarse frente a las dudas naturales de la definición de género en la pre y adolescencia, significa una identidad de género por fuera del binarismo biológico natural masculino/femenino, son no binarios, “No me llames él o ella, llámame elle”.
Casi siempre las reacciones son: un envalentonamiento del chico o chica para sustentar su identidad de género con un discurso aprendido de memoria y que casi todos repiten; y una respuesta de asombro de los padres frente a lo que escuchan o un gesto de ya lo sospechábamos.
Casi todos los elle comparten gustos en ropas oscuras, holgadas para crear dudas sobre el cuerpo debajo, con algunos símbolos sutiles pero significativos entre ellos, o preferencia por artistas que se maquillan y visten de tal manera que queda una enorme sensación de ambigüedad. En nuestra época era David Bowie, para los chicos de hoy son grupos de música pop, generalmente orientales, en los que es muy difícil precisar la identidad de género de los artistas.
Tocó hablar de sexo y género con los hijos, es más producto de lo que ven en las redes ante la carencia de un discurso de parte de los padres.
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