Nuevamente me meto en camisa de once varas al tener que argumentar acerca de una admisión que hizo este Alto Tribunal en el sentido de definir el Trastorno Afectivo Bipolar (TAB) como una enfermedad grave e incapacitante, a partir de la suspensión de un proceso a una abogada por padecer un TAB que le causó una incapacidad.

Esto es algo que merece una interpelación por parte de la psiquiatría, porque eso no es completamente válido, ya que existen muchas variantes de un TAB que no califican dentro de esa definición estrecha.

Inicialmente se le conoció como Psicosis Maníaco Depresiva (PMD) porque tenían unos comportamientos que se situaban en un extremo del espectro a niveles delirantes en el mismo borde de la psicosis. Pero había otros cuadros en el extremo opuesto, de los cuales el más notorio es el de Robert Schumann, el compositor alemán representativo del romanticismo musical, un TAB bien claro quien en épocas de manía escribía frenético cualquier cantidad de obras hacia la exaltación del ánimo pero, en la fase depresiva, alcanzaba a hacer una sola obra que afectaba directamente el ánimo en sentido contrario, hacia la depresión.

Después del intento de suicidio, él mismo se hizo hospitalizar, le diagnosticaron melancolía psicótica.

Hoy día sabemos que son oscilaciones del ánimo desde la manía hasta la depresión y que hay variantes: tendencia maníaca, tendencia depresiva, mixta, con psicosis, trastorno del humor, distimia. También sabemos que hay millones de personas en todo el mundo, más o menos el 4% de la población mundial que tiene un TAB, afecta a todos los humanos por igual, sin ninguna distinción.

Menciono a la psiquiatra Kay Redfield Jamison, profesora de psiquiatría del John Hopkins School of Medicine de Estados Unidos y coautora del libro que se enseña en esa escuela, autora del libro Una Mente Inquieta, en el que describe su proceso para aceptar que era bipolar mientras estudiaba la carrera, incluso su intento suicida. Hoy es una autoridad en TAB.

Así que, cuando decimos que una persona tiene un TAB, ¿de qué estamos hablando?, ¿de cuál de sus variantes?, ¿hasta dónde es incapacitante? Conozco muchos bipolares que se mantienen en un estado hipomaníaco dentro de una gran creatividad con o sin medicamentos, en algunos casos. En el otro extremo están, por supuesto, los que rumian su ideación suicida y funcionan en buenos niveles y son productivos, como Schumann y Jamison; en forma paradójica, algunos pacientes hacen el intento cuando empiezan a mejorar, sólo porque antes en plena depresión no tenían la fuerza o el impulso para intentarlo.

Lo preocupante con esta admisión es lo de siempre en este país: se abre una puerta enorme, a partir de un solo caso, para que muchos acudan a buscar incapacidades o discapacidades que probablemente no tienen, a lo que podemos vernos enfrentados los que trabajamos en salud mental.

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