Hay que reconocer que la idea es genial, por lo perversa: el Estado colombiano le cede el manejo de la salud a las EPS y se deshace de toda responsabilidad; las EPS le pasan la responsabilidad de la salud a los pacientes, de tal manera que, cada cosa que ocurra en su tratamiento, tiene una alta posibilidad de ser considerada un error del paciente y, por tanto, está obligado a pagar su tratamiento, lo llaman “deber del autocuidado”. Los médicos seguimos siendo asalariados que trabajamos para un grupo de personas que se adueñaron de la salud y se enriquecen con nuestro trabajo.

Los dineros de la salud dejan de ser capital público para convertirse en capital privado, el sueño de los dueños de la salud: sin invertir un peso, les caerá maná del cielo para hacer con el dinero de nuestros aportes obligatorios a la salud lo que necesitaban para engordar las cuentas de sus negocios. Peor aún, no será suficiente tener EPS, habrá que pagar unas pólizas para cubrir todo aquello que representaba estudios básicos dentro de la atención primaria, ahora habrá que pagar por todo para tener cobertura total de su seguro de salud. Las patologías comunes no estarán cubiertas como están en la actualidad.

Al quedar el manejo del sistema de salud en manos de las EPS serán ellas mismas quienes se hagan las auditorías y veedurías en todo aquello que tiene que ver con la calidad de la atención al paciente y la prestación del servicio; lo cual implica que en cualquier contradicción entre una EPS y un paciente este siempre perderá la defensa de sus derechos.

Como perderemos los médicos a merced de los contratos denigrantes que se nos vienen encima, peores que los de ahora, que son pírricos; además, sin ninguna garantía laboral y sin prestaciones de ningún tipo. Con un agravante, seremos “de libre nombramiento y remoción”, es decir, se acaba el contrato cuando ellos decidan y sin derecho a pataleo o indemnización.

Lo que sí me parece criminal es la desaparición de la red hospitalaria y, con ella, programas como la vacunación de los niños en los municipios, que salva tantas vidas. Hospital que no muestre resultados económicos será liquidado, de tal manera que, en estas condiciones de desamparo total del Estado colombiano, si exigieran un ajuste financiero, cerrarían todos los hospitales del país. Esta pandemia es demostración suficiente para entender la importancia de las vacunas como un derecho a la vida.

Ni qué pensar en los estudiantes de medicina para su entrenamiento hospitalario, ¿dónde van a encontrar pacientes para poner en práctica su conocimiento teórico? ¿En qué municipio harán el año rural?

Vienen días aciagos para la salud en Colombia, la avaricia de unos pocos con la aprobación de los que están en el poder legislando para esa minoría, llevará a la tumba a una mayoría que paga dinero por un derecho inalienable, el derecho a la salud.

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