La nueva película del director mexicano Fernando Frías (Los Espookys) sabe captar, a través de una historia de inmigración, el estado de desamparo y desolación en que se encuentran los jóvenes de barrios marginales en México, y el papel liberador que puede desempeñar el baile y la música en tal situación.
Protagonizada por Juan Daniel García Treviño con una excelente interpretación en el rol de Ulises Samperio, la cinta muestra el caso de una pandilla llamada “Los Terkos” en la ciudad de Monterrey, de la cual él es líder.
Los integrantes de la banda pasan el tiempo rebuscándoselas con pequeñas fechorías, pero lo que los une e identifica es la música y el baile. El ritmo que los cautiva es la cumbia colombiana, adoptada por la región hace varios años, con ciertas modificaciones, como la lírica y un ritmo más lento, que llaman cumbia reposada. Mezclando la cultura de los Cholos locales con la colombiana, se autodenominan Cholombianos.
Pertenecer a la banda implica no sólo el amor por esta música sino adoptar un estilo propio de vestir, de hablar, de cortarse el pelo y de bailar, lo que les permite reconocerse a distancia.
Pero lo fundamental que encuentran en ese espacio es el sentimiento de familia que sus progenitores no pueden ofrecerles, y que todos a esa edad crítica reclaman.
Estando en la calle, Los Terkos no pueden aislarse del medio hostil que los rodea, donde el narcotráfico y su guerra con la policía son una amenaza permanente en la zona donde se mueven. Es así como en un mal golpe de suerte, Ulises se ve involucrado en un episodio que lo pone en peligro a él y a su familia. Sin más opción, se ve de repente obligado a emigrar a Estados unidos.
Cuando Ulises llega a Jackson Heights en Nueva York se topa con una comunidad inmensa de inmigrantes de diversas regiones. Sin idioma y sin amigos, trata de asimilarse, pero muy pronto se da cuenta que este ambiente puede ser aún más hostil que el que dejó atrás, y añora volver.
Primero se une a un grupo de trabajadores que lo discriminan por su apariencia, y después conoce a Lin (Angelina Chen), la nieta del dueño de una bodega en donde trabaja, la única que le presta algo de atención, y admira su música y su corte de pelo. Pero es poca la comunicación que pueden lograr sin un idioma común. Su único escape es la cumbia y los recuerdos que guarda de sus amigos.
A pesar del grado de desamparo e infortunio que muestra, el filme resulta entretenido, permitiendo que tanto los personajes como el espectador se aíslen de la cruda realidad a través del baile y la música. Cada canción hace referencia a un recuerdo, razón por la cual Ulises trata de bajarles la velocidad, “para que duren más”, y esos minutos de escape se extiendan.
La película se presenta en Netflix y tuvo varias nominaciones a los premios Ariel en México; ganó Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Morelia, y obtuvo mención especial en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse.
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