El titulo en español de esta película podría definir la temática que abarca la obra de su director, el japonés Hirokazu Kore-eda, a quien conocemos por Después de la tormenta (2016), De tal padre, tal hijo (2013), y Nadie lo sabe (2004), cintas que tratan distintos aspectos de la vida familiar, con un excelente manejo del mundo de los niños.

En Un asunto de familia el director nos muestra la familia Shibata, compuesta por personajes de tres generaciones que conviven en un minúsculo espacio perteneciente a Hatsue (Kirin Kiki), la abuela, cuyo sustento se basa en una pequeña pensión. También viven allí Aki (Mayu Matsuoka), que trabaja haciendo espectáculos de contenido sexual, Nobuyo (Sakura Ando) que trabaja en una lavandería y su esposo Osamu (Lily Franky), que labora en construcción, con sueldos que apenas alcanzan para las necesidades básicas.

La película empieza mostrando a Osamu con su hijo Shota (Jyo Kairi) haciendo pequeños robos en un supermercado para compensar las carencias económicas. Mientras el padre enseña a su hijo la destreza que ha desarrollado en esta cuestionable labor, el amor que se percibe en la comunicación nos hace mirarlos con un lente diferente.

Después de una de sus habituales salidas, Osamu y Shota encuentran a Yuri (Miyu Sasaki), una pequeña niña abandonada y muerta de frío, a quien deciden llevar con ellos a casa. Al comienzo la niña es rechazada por su esposa, pero una vez Nobuyo la acepta, lo que podría considerarse un secuestro se convierte en una feliz convivencia para la pequeña, quien se suma a las practicas acostumbradas por su nueva familia.

Con la delicadeza y sutileza propias de Kore-eda, la cinta nos va inmiscuyendo en ese mundo de controversiales infracciones que van tomando lugar secundario, cuando lo que se maneja de fondo son sentimientos de amor.

Los diálogos minimalistas e irónicos nos hacen ver otra realidad, y experimentamos una solidaridad hacia seres tradicionalmente calificados como villanos; entendemos que son solo víctimas de un sistema que va mas allá de lo que ellos mismos pueden controlar.

Pero la suerte pende de un hilo cuando se vive al margen de la ley, y aunque lo que haya de fondo sea válido, pasar desapercibidos no puede durar mucho. Poco a poco lo que han armado empieza a desmoronarse, y nos enteramos de secretos del pasado que han determinado las condiciones actuales de cada integrante del núcleo familiar.

Sin sentimentalismos y sin juicios de valor el filme nos hace pensar que la consanguineidad no es lo que necesariamente define una familia, que su definición puede ser un concepto mucho mas amplio, y que al tiempo que la familia puede funcionar como un refugio de amor, puede ser el foco de todos los traumas que aquejan a un individuo.

Un asunto de familia ganó la Palma de Oro en el pasado Festival de cine de Cannes, y fue nominada a Mejor Película en idioma extranjero en los recientes premios Óscar de la academia.