Olga – Deporte y política
A pesar de que la cinta fue filmada antes de la invasión rusa a Ucrania, ahora se hace mas relevante. La forma naturalista en que se registran los acontecimientos es convincente, además de que las protagonistas son gimnastas de verdad, actuando por primera vez.
La última producción del joven director francés Elie Grappe, Olga, se centra, como la mayoría de las películas dedicadas a deportistas exitosos, en el sacrificio físico y mental que los jóvenes deben sobrellevar para llegar a la cumbre y participar en competencias nacionales e internacionales.
Pero en este caso la presión va mas allá debido a que la situación política de Ucrania, país donde se desarrolla la historia, se interpone. El caso sucede en 2013, año en el cual las protestas contra el presidente Víctor Yanukovich son cada vez mas fuertes.
Olga (Anastasiia Budiashkina) es una gimnasta de 15 años que se entrena con obsesiva dedicación para representar a Ucrania en una competencia internacional. Su madre Ilona (Tanya Mikhina) es una periodista igual de dedicada a su labor, y sus reportajes denunciando la corrupción del gobierno la convierten en víctima del sistema.
Cuando su coche sufre un accidente después de recoger a Olga de una práctica, en represalia por su postura política, la joven es enviada a Suiza para entrenar en un ambiente mas seguro. Pero a pesar de que su entrada a este nuevo país se facilita debido a que su difunto padre era de origen suizo, la deportista se siente aislada y fuera de lugar.
Como cualquier inmigrante, Olga sufre problemas de adaptación con sus nuevas compañeras; no domina el idioma y no recibe gran apoyo de la familia. La tensión aumenta aun mas cuando supera a una compañera suiza, logrando clasificar en uno de los pocos lugares de la selección. Además, siendo ahora parte del equipo suizo, se le exige la nacionalidad, hecho que implica renunciar a la ucraniana.
Son muchas las tensiones a las que se ve enfrentada esta joven, cuya madre se encuentra en medio de las manifestaciones de Maidan Square luchando por la liberación de su país, mientras ella contempla virtualmente, y siente sus lealtades divididas.
Escrita por Grappe y Raphael Desplechin, las imágenes de las prácticas intensas se mezclan de manera eficiente con tomas documentales de las manifestaciones políticas, logrando introducirnos en el estado de ansiedad que vive la joven.
Olga estrenó en el Festival de Cannes y estuvo nominada a la Cámara de Oro como primer largometraje de Grappe, quien antes de dedicarse al cine tuvo entrenamiento musical en el Conservatorio de Lyon, experiencia que compara en rigidez con el mundo del deporte. Su primer documental, Suspendu (2015), trata de un bailarín que sufre una herida mientras se prepara para los exámenes.
A pesar de que la cinta fue filmada antes de la invasión rusa a Ucrania, ahora se hace mas relevante. La forma naturalista en que se registran los acontecimientos es convincente, además de que las protagonistas son gimnastas de verdad, actuando por primera vez.
Los conceptos nacionalistas siempre pesan en el mundo del deporte, pero el extremo que se ve en casos como el de Olga, donde madre y patria se mezclan obligándola a complejas decisiones, resulta injusto para una joven de su edad.
Olga se presenta en teatros a partir de septiembre 15.
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