La ciencia ficción es un recurso al que se ha acudido en diferentes ocasiones, cuando la adversidad resulta tan extrema que no vislumbra solución. No es casual que en estos momentos el género muestre un despertar, y la directora francesa Claire Denis acude a él con la elegancia que la caracteriza.

High Life cuenta la historia de una niña, Willow (Scarlett Lindsay), nacida en una nave espacial, quien, junto a su padre, Monte (Robert Pattinson), quedan como únicos sobrevivientes de un experimento científico fuera de la orbita solar. En la misión se utilizaron prisioneros que estaban condenados a pena de muerte, y aunque no queda muy claro el objetivo, subyace el tema de la reproducción.

Al principio de la película vemos al padre y a su hija en una perfecta interacción. Willow es aún una bebé, y Monte maneja los deberes de su cuidado cotidiano con seguridad y precisión. Los detalles de su situación son desconocidos, y van apareciendo a medida que avanza la película, de una manera lenta, como para hacernos comprender y sentir el peso de la vida en una cápsula espacial, donde el tiempo cobra otra dimensión.

Con flashbacks Monti nos va relatando o va relatando a su hija por qué están allí y qué les espera, en este desprendimiento de la vida terrenal, destinado al olvido de un agujero negro. Tratándose de prisioneros, bien podría ser una alusión a la vida en una cárcel, o cualquier institución donde el individuo se aísla y pierde noción de los valores terrenales.

Como en otras películas de esta directora, hay un juego que se torna en manipulación de las relaciones y de las emociones. La sexualidad está manejada por patrones impuestos por una científica perversa, Dibs (Juliette Binoche), que dirige la investigación.

A pesar de las restricciones asignadas que impiden la expresión de cualquier tipo de emoción, la película resulta tremendamente erótica y perturbadora, combinando segmentos de absoluta belleza natural con escenas de extrema violencia, producto de la represión.

El guion, a cargo de Denis y Jean-Pol Frageau, está lleno de simbolismos y deja espacio a la interpretación personal ante interrogantes como la actitud que puede resultar de una paternidad inesperada o qué tipo de actos pueden servir de redención a un criminal.

La actuación de Pattinson es excelente y las escenas de interacción con la hija son conmovedoras, contrastando con la frialdad del ambiente en que les toca vivir.

La cinta se presentó en varios festivales y tuvo varias nominaciones y premios a pesar de las críticas derivadas de su ritmo lento y reflexivo. Tal vez la mejor manera de apreciar sus bondades es entrando a la sala con la preparación necesaria y dejarnos seducir por su misterio y originalidad.