Pocos conocen la historia de la mujer detrás de una de las marcas de champán más icónicas del mundo: Veuve Clicquot. En una época saturada de biografías de marcas famosas, la historia de Barbe-Nicole Ponsardin Clicquot (Haley Bennett) se destaca por su valentía y la sensualidad de su trayectoria.
A finales del siglo XVIII, Barbe-Nicole, proveniente de una familia acomodada en Reims, Francia, se casa con François Clicquot (Tom Sturridge), un joven visionario quien comparte con ella su pasión por el vino, y juntos, trabajan para establecer una bodega que, con el tiempo, se convertiría en una de las más renombradas del mundo.
La película, basada en la biografía de Tilar J. Mazzeo y con guión de Erin Dignam, ilustra no sólo la vida de esta valiente mujer, sino también el contexto histórico que la rodea. Aunque las Guerras Napoleónicas y la Revolución Francesa poco se mencionan, sirven como un telón de fondo, destacando las dificultades y obstáculos que Barbe-Nicole enfrentó en su camino hacia el éxito.
El drama, bajo la dirección de Thomas Napper, comienza con el funeral de François en 1805. En una conmovedora escena, el padre de François, Philippe (Ben Miles), le comunica a Barbe-Nicole que tiene la intención de vender el viñedo a Claude Möet. La reacción de Barbe-Nicole es inmediata y decidida. Con solo 26 años, muestra una increíble fuerza de carácter, y manifiesta su deseo de conservar y desarrollar el negocio para cumplir los sueños de su difunto esposo.
La narrativa de la película alterna entre el presente y el pasado, ofreciéndonos una visión completa de la vida de Barbe-Nicole. A través de flashbacks se revela la evolución de su relación con François, desde los momentos románticos recitando poemas de Voltaire y cantando a los viñedos, hasta los más espinosos, marcados por la enfermedad mental, la adicción y episodios de violencia, en muy corto tiempo.
La transformación de Barbe-Nicole de una esposa amorosa a una empresaria audaz es un tema central en la película. La adaptación al papel de líder no fue fácil, y Barbe-Nicole tuvo que enfrentar numerosos desafíos. Entre estos se incluían no sólo los problemas inherentes a la gestión de un viñedo en tiempos de guerra, sino en especial la resistencia y desconfianza por parte de sus empleados y de la familia de su difunto esposo, quienes cuestionaban su capacidad debido a su género.
En última instancia, la historia de la viuda de Clicquot es una lección sobre el poder del espíritu humano frente a la adversidad, y su legado perdura en cada botella de Veuve Clicquot, una marca que sigue siendo sinónimo de excelencia y sofisticación en el mundo del champán.